De las flores humildes que cultivo
en el bello jardín de la existencia
hoy te ofrezco una rosa cuya esencia
quede en tu alma al leer lo que te escribo.
Tuviste académica excelencia
que es un logro muy justo y positivo
y le has dado a tus padres un motivo
de orgullosa y muy justa complacencia.
Quien se afana por ser de los mejores
recibir debe siempre los honores
que le impulsen más lejos todavía.
Y hoy, Cariño, con todo mi respeto
se me ocurre escribirte este soneto
que recuerde, por siempre, tu valía.
Recordando el galardón obtenido por Cariño Nayeli en la Universidad Cristóbal Colón hace pocos años, hoy que Doña Eisalda, Madre de Cariño, cumple un año más de vida.
Pablo B. Pineda Cortés.