Autoridades municipales entregan merecidos reconocimientos por antigüedad en el servicio público
Juan Carlos Absalón / San Andrés Tuxtla, Ver.—Elementos de la Delegación de Tránsito y Seguridad Vial Núm. 15, al mando del C. Amador Ixba Martínez, fueron agasajados por las autoridades municipales que preside Manuel Rosendo Pelayo.
La cita se dio en el salón de eventos sociales América, ubicado en calle Zamora del Barrio Chichipilco, donde se ofreció una comida a todos los oficiales, elementos pie a tierra, motopatrulleros y patrulleros, comandante, jefe de servicios y perito.
En el presídium encontramos a la síndico único Alicia Zapata y Escorcia; a los regidores profesora Elizabeth Páez González; José Guadalupe Mínquiz Jara; profesora Miriam Salomé Solana Artigas; así como a funcionarios de la Jurisdicción Sanitaria Núm. 10 y del 1/er. B.I. del Campo Militar Núm. 29-D, quienes entregaron reconocimientos por antigüedad en el servicio a los servidores públicos.
Todo esto se dio en el marco del DÍA DEL AGENTE DE TRÁNSITO, que se celebra cada 22 de diciembre, una fecha que por tradición está destinada para el reconocimiento a quienes prestan sus servicios en el ordenamiento de la vialidad.
A lugar, los agentes de tránsito acudieron con sus familias a disfrutar de un agasajo ofrecido en su honor.
A comentario de la redacción, recordamos aquellos tiempos en que los servidores públicos eran gratamente agasajados por el comercio en general y funcionarios de los tres niveles de gobierno.
Los agentes en sus cruceros —porque déjenme comentarles, no había que ir a buscar los regalos a los comercios o a pedir algún apoyo, no, para nada—, recibían cajas de sidras, cajas de galletas, bolas de quesos, licores, cajas de cervezas, cortes de tela para sus uniformes y hasta jamones y otros artículos más de alimentos.
Además recibían dinero en efectivo.
Con todo lo que recibían los agentes de Tránsito, llegaban a sus hogares y con ello celebraban la Navidad con sus familias, y por si fuera poco el resto del año seguían recibiendo regalos para pasar el fin de año.
Aquellos tiempos jamás regresaron.
Ahora las empresas, sobre todo las que tienen grandes parque vehiculares, envían sus regalos a los altos mandos, mientras quienes se queman al Sol, y trabajan bajo la lluvia son los menos favorecidos.
Así han cambiado las regalías y reconocimientos por canonjías de los tiempos presentes.
