Vie. Abr 19th, 2024

 

Por: Octavio E. Maldonado Hervis.- Cada año y especialmente en las fiestas septembrinas, empieza la algarabía y el entusiasmo del pueblo sanandresino: el soltar globos en nuestra ciudad, para festejar y alegrar las fiestas patrias, con motivo del Grito de Independencia y el Desfile Conmemorativo del día 16; hechos históricos que todos los mexicanos tenemos el deber y obligación de conmemorar y como agregado, el de divertirnos con el volar de los globos, que es parte también de nuestra historia citadina y que para bien recordar, sobre todo quien lo inicio un buen sanandresano, que con el tiempo logró alcanzar, la distinción de lograr la Presidencia Municipal de este nuestro querido San Andrés Tuxtla, Veracruz-

Pero, al margen de esta deferencia ciudadana, nació en él la inquietud de soltar por los aires o los cielos, los globos de papel china que elaboraban con un equipo de colaboradores, que sin ningún interés económico lo hacían, apoyando y coadyuvando a este artesano de origen sanandresino y orgullo del populoso Barrio de Campeche, y lo más destacable de esta actividad ejemplar, lo hacían por amor al arte y sin recibir apoyo económico de alguna autoridad oficial o ayuda de parte de alguna institución social o algún club o asociación.

El costo del material utilizado, cientos pliegos de papel de china, engrudo, metros de pita, gasolina y estopa, todo ello para fabricar, enormes globos de distintas figuras: ilamas, estrellas, y el tradicional globo que hacían recordar al inventor de estos globos: al creador e insigne francés Santos Dumont-

¿Y quién absorbía tales gastos? Porque era una especie de afición y adicción a estos globos sanandresinos y que era de su propio peculio: Don Carlos Chávez, quien como un verdadero arquitecto disponía su taller de carpintería, lo convertía en una mesa utilizaban los arquitectos, inclusive en todas sus hechuras se valían de reglas y compases, o sea una verdadera obra maestra y desde luego, con la gran participación de sus colaboradores quienes sacrificando parte de sus tiempos en sus labores de carpintería, seguían las indicaciones del maestro Don Carlos.

Y así se veían absortos y concentrados: a la “Viuda”, así era el mote de Juan Rueda Tornado, el patrón y el “Novio” Aguilera, la llamada Campanera Toto, el Foncho Aguilera y otros auxiliares que hacían sus pininos en estos menesteres, quienes tras noches de desvelo, concluían la obra, iniciándose posteriormente la etapa de soltar sus globos en el Boulevard 5 de Febrero, donde la costumbre “hecha ley se concentraba en dicho lugar, comprendiendo una parte de la calle González Bocanegra y Jaime Nuno.

La gente se congregaba viendo a estos entusiastas sanandresinos que armados de sus mechones y abanicos y hasta ventiladores y celosos de su empeño hacian las acciones cuidando que se encendieran las bolas de aguarrás o gasolina para iniciar el proceso de llenar de humo el globo y sentir el efecto del “jalón” del mismo debidamente “inflado”.

Sorteando los alambres de luz, buscando los espacios por donde se debería dirigir el artefacto en sus distintas formas: Estrellas, ilamas y el tradicional Barrilito o el imitador dirigible que surcaban el cielo azul hasta verlo por los cielos de un San Andrés orgulloso de observar a estos contentos y satisfechos guerreros o ejércitos del aire que habían logrado su hazaña y proeza de cumplir con esta noble tradición y que hoy a tantos años de distancia han llegado a la modernización llamándolos la Feria de los Globos y desde luego tienen el apoyo oficial de las Autoridades Federales, Estatales y Municipales, a grado tal que tienen la calidad y etiqueta de internacionalizarse con países latinos donde también ellos acostumbran y practican esta actividad popular y tradicional.

Ojalá que esta tradición siga teniendo vigencia y que además que se siga contando con el apoyo oficial por parte de las autoridades en sus tres niveles, lo que desde luego para San Andrés Tuxtla, Veracruz, representa una divisa social, importante ya que desde el punto de vista turístico beneficia no solo a la ciudad sino a la Región Tuxtleca; de ahí que tomando en consideración tales apreciaciones o estimaciones, a guisa de sugerencia hacemos la propuesta al Cabildo y a quien lo representa, que sería bueno tributarle un merecido homenaje (post – morten) a que una calle de nuestra ciudad llevara el nombre del iniciador de esta tradición: Don Carlos Chávez Mundo, quien como un ciudadano ejemplar supo legar a su terruño querido esta tradición que ha trascendido a otras latitudes.