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Ago 23, 2018
  • Don “Cheque”: un maestro ejemplar.

Lo conocí hará la friolera de unos cuarenta años, por motivos de que el siempre estuvo ligado a las actividades oficiales, pero más aún por su entusiasta interés de colaborar en las actividades públicas, relacionadas con las acciones, algunas veces en política administrativa o electoral, y todo ello en función de profesar la noble profesión de ejercer por muchos lustros la de impartir clases como Maestro en sus distintos niveles de enseñanza, primaria, secundaria y superior, distinguiéndose como un mentor excelente y ejemplar, dominando sobre todo la compleja materia de matemáticas.

Nuestra relación de amistad siempre fue de mutuo respeto y cordialidad, de temple y de carácter serio demostrando siempre una excelente disposición para todo aquello que lo involucrara en su quehacer cotidiano, y alguna vez manifestando momentos alegres y humorísticos acordes a esa personalidad que lo distinguía y lo identificara como un maestro de letras y de cifras que con ese don de dominar la materia tenía como gracia innata.

Por azahares del destino, la suerte si es que existe, me llevo a vivir una experiencia que jamás imagine explorara, sobre todo, que mi profesión como abogado no compartía con un proyecto o que en obvio de razones era o pertenecía precisamente a la Educación Superior en si se trataba de crear o fundar aquí en San Andrés, la Universidad Pedagógica atendiendo a la preocupación y planificación de brindar a los maestros una educación a nivel de estudios con carácter Universitario en aras de acrecentar la preparación de maestros que impartían enseñanzas del primer nivel y de enseñanza media; empresa difícil de emprender por parte de la Secretaria de Educación en el Estado; pero gracias a la visión y proyección en el ramo educativo del profesor Héctor Guillermo Zúñiga Martínez se echo andar un ambicioso proyecto que a tantos años transcurridos ese sueño es una realidad actualmente;  fue a inicios del año 1979, después de haber cumplido con el encargo que me había conferido el bien recordado Don Carlos Chávez Mundo, en su carácter de Presidente Municipal de esta ciudad en que recibí otra invitación por parte de quien fuera mi Maestro de Secundaria a ¿y porque no? Quien me indujo a dedicarme a escribir en su otrora periódico el Diario de los Tuxtlas; bien mi recordado maestro Adalberto Toto Linares cuya invitación consistía en fundar o levantar los cimientos de un centro de la Universidad Pedagógica con sede en esta ciudad, desde luego que acepte con la aclaración a mi querido Maestro Adalberto que tal propuesta para mi representaba un gran reto dado que por mi profesión de Abogado no era asequible con la de ser Coordinador de dicha Universidad, sin embargo acudí a mi conciencia de preguntarme ¿y ahora qué hago? ¿Por dónde empiezo este proyecto? Recibiendo sugerencias y orientaciones lo primero que tenía que hacer era integrar un cuerpo académico que sirviera de apoyo para echar andar el proyecto y valiéndome de algunos amigos maestros y enterado del programa de enseñanza, o sea, las materias que estaban incluidas en el mismo, procedí entonces establecer una agenda de entrevistas de maestros que podrían apoyarnos, con la salvedad de que por el otro lado teníamos, llámese competencia, de parte del Magisterio Federal que también traían en mente fundar su Universidad Pedagógica, claro a Nivel Federal pues la nuestra lo era a nivel estatal.

Así que gracias a la buena disposición y con el ánimo de apoyarme en mi empresa, me entreviste en primer término con el Maestro Ezequiel Lorenzo García Diez, y a grandes rasgos le explique el motivo de mi entrevista con él y la respuesta de inmediato fue en sentido positivo, otros que vienen a mi mente y que también colaboraron conmigo, mas bien, con un Nuevo Centro de estudios lo fue mi también recordado amigo Profr. Alfonso Ortega Vergara e igualmente el maestro Hernández Jáuregui de Catemaco y por supuesto una excelente maestra de Santiago Tuxtla, a quien solo recuerdo su nombre por Lula y otro maestro de Catemaco que también se me escapa su nombre, pero en conclusión fue nuestro equipo de maestros y quienes gracias a su valiosa intervención y apoyo, queda como un fiel testimonio que ellos fueron los que hicieron posible que la Universidad Pedagógica siga sirviendo al magisterio de nuestra región por cierto que iniciamos las labores en las instalaciones de la Escuela Landero y Coss, quienes no tuvieron empacho alguno su director amablemente nos presto una aula para impartir las clases, que eran los días sábados y que tengo entendido ahora funcionan en la escuela 20 de noviembre de esta ciudad y según tengo conocimiento ya han egresado varias generaciones.

Sin el ánimo de lastimar o herir susceptibilidades quiero rendirle pleitesía a mi querido Maestro “Cheque” García Diez y por supuesto mi profundo agradecimiento a este Maestro que le dio luz y prez a ese apostolado de enseñar a niños Jóvenes y Maestros que ahora tienen una calidad Magisterial merecida a su Familia le envió mis más sentidas condolencias por la pérdida de tan encumbrado y valioso Maestro de su amigo que lo recordara siempre por su aportación a la enseñanza, en el proyecto en el cual fui modesto colaborador.