Vie. Abr 19th, 2024

IV PARTE
Por: Eneas Rivas Castellanos, Cronista de la Ciudad

 OTROS SITIOS OLMECAS

                Tradicionalmente se han considerado tres sitios Olmeca: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes.             

Pero hay que añadir otros como Cobata, donde se halló la Cabeza Colosal de mayores proporciones y con apariencia de muerto; el de Laguna de los Cerros al Sur del sistema montañoso del San Martín.

                Veintiocho monumentos Olmecas de piedra se han localizado en Laguna de los Cerros, aunque deteriorados ya sea por el saqueo de piezas o por la ignorancia de los exploradores (que sin ser arqueólogos) se aventuraron a excavar sin ninguna técnica, movidos por el afán de “descubrir antigüitas” muy cotizadas en el mercado negro de arqueología.

                En un lugar denominado Llano del Jícaro el año de 1960 fue hallada la escultura de un hombre gordo (inconclusa o mutilada), sentado con enorme cabeza y rasgos marcadamente en la tradición olmeca.

                De Sayula de Alemán procede una de las esculturas más bellas y mejor conservadas que están en el Museo de Xalapa, la llaman “El Príncipe”.

                Es un hombre sedante con las piernas cruzadas y las manos descansando sobre el suelo.

                Su tocado es una cimera con dos orejeras. Tal vez represente a un sacerdote o verdaderamente a un personaje real, a juzgar por la gran majestad que irradia.

                En 1933 fue descubierta en Uxcanapa y llevada al Museo de Antropología de la Ciudad de México una estatua llamada “El Luchador” o más bien El Atleta.

                Es un retrato muy importante con bigote y barba rapado completamente. Sus ojos siguen la línea mongoloide; pero su nariz es fina y recta.

                Opinan los arqueólogos que se trata de un jugador con actitud de rebotar la pelota con el codo.

                El famoso Señor de las Limas es una estatuita de 55 centímetros de altura, descubierta ocasionalmente por dos niños en 1965; fue colocada en un altar con flores, velas y adornos religiosos.

                Un sacerdote olmeca en actitud aferente lleva en brazos a un niño mongoloide; la jadeíta fue llevada al Museo de Xalapa de donde la robaron. Rescatada en Texas, continúa en su sitio del museo. Las cejas en forma de llamas que están presentes en otras esculturas, son muy marcadas en el Señor de las Limas y su bebé; tatuados y cruzados con bandas a la manera de las aspas de la Cruz de San Andrés, están en Xalapa, Ver.

                Los Olmecas se extendieron por otros sitios, en los Valles de México, Puebla y Toluca y al sureste hasta Yucatán y Guatemala, pasando por Tabasco y al sur hasta Guerrero y Oaxaca.

                De las Bocas, Puebla, deben señalarse sus estatuillas de terracota, representando niños mongoles, así como sus jaguares de jade.

                Tlatilco, en el Valle de México, ofrece cerámica, ollas de terracota grabadas con huellas de manos y patas de animales.

                Tlatilco fue un cementerio por el que han pasado tres tipos de culturas. Sin embargo, estos vestigios olmecas carecen de las cabezas colosales; predominan en ellos cerámica y figurillas de segundo rango.

                El Chacaltzingo sobre cerros hay grabados bajorrelieves olmecas al igual que en las cavernas de Oxotitlán, Guerrero. En el interesante libro “El Pueblo del Jaguar” de Román Piña Chan y Luis Cobarrubias señala la presencia olmeca en el estado de Guerrero, especialmente en el Cerro de los Jaguares.

                Miguel Cobarrubias alentado por sus descubrimientos asegura estar en Guerrero y no en el Golfo de México, la cuna de los Olmecas.

                Por el estado de Oaxaca también encontramos vestigios olmecas, especialmente en Cuilapa de donde procede su estatua sedente llamada El Escriba, sentado con ambas manos sobre las piernas cruzadas, con tatuaje en el pecho y bonete adornado con volutas.

                Merece mención de loza del Danzante de Monte Albán, cabeza del mismo con facciones felinas y brazos alzados, gesticulando y los bajorrelieves de Chalcatzingo con escenas de cacería felina.