Añoranzas, Por: Elgie Cameron Calo

En su muerte

¿Alguna vez imaginaste como te sentirías si de repente despiertas y te descubres dentro de algún ataúd, enterrado, aún con vida, por equivocación, durante tres horas? informa el diario, China Daily, del 28 de junio del año 2006.

El siniestro suceso, tuvo lugar en el condado de Tengxian, en una región del sur de China, cuando los médicos decretaron “muerte” de Liang Jinshi un enfermo diabético de 40 años.

El cuerpo de Liang fue enterrado, pero tres horas después de la ceremonia, su esposa acudió a la tumba, donde en medio del silencio sepulcral, escuchó la voz de su esposo. La mujer asustada aviso a los hermanos de Liang.

El cadáver fue exhumado del ataúd y para sorpresa y alegría de la familia Liang seguía con vida. Los médicos señalaron que los arañazos en el ataúd demuestran que Liang permaneció vivo, en coma y con respiración, y no descartan que se trate de un caso de catalepsia.

La catalepsia es un estado neurológico patológico en las que se suspenden las sanciones y se inmoviliza el cuerpo. Ha provocado a lo largo de la historia, el entierro de muchas personas con vida.

El apóstol Pedro indica que, en el momento del bautismo, somos sepultados con Jesús, pero debemos tener cuidado de que realmente hemos muerto al pecado. Enterrar a una persona viva, tanto en la vida física como en la espiritual, puede resultar en tragedia.

El peor testimonio que puede haber, para denigrar la imagen del cristianismo, es una persona que nunca murió a la vida pasada y viste la camiseta del cristianismo. Pero el milagro de la conversión es un trabajo sobrenatural, que el espíritu santo realiza en la experiencia de las personas que se acercan Jesús con fe.

Hoy puede ser ese día. Sólo es necesario creer. La mente humana jamás será capaz de entenderlo, pero aunque no lo sientas ni lo entiendas, lo vives. Y esa vida se traduce en obras de amor hacia Dios y hacia los semejantes.

Entonces, hoy antes de salir rumbo a las labores cotidianas, recuerda que: “somos sepultados juntamente con él, para muerte por el bautismo a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del padre, así también nosotros andemos en una vida nueva” Romanos 6:4