Ansiedad
En este mundo hay millonarios.
Literalmente, no saben que hacer con el dinero. Lo desperdician, lo malgastan. No saben qué más inventar para agradar a sus sentidos.
En Manhattan, Nueva York, por ejemplo, en la calle 60 Este, está ubicado el restaurante “Se rendipity 111”. Allí se vende el exclusivo helado “Frrrozen Haute Chocolate”. Las tres erres son para resaltar la exageración y la sofisticación del codicioso postre.
Para probas esta delicia hay que pagar 25 mil dólares.
Está elaborado con una mezcla de, dizque, 28 tipos de chocolate, incluyendo los 14 más caros del mundo. Viene cubierto con una hoja de 5 gramos de oro comestible, y servido en una copa de cristal y de oro de 18 quilates, adornado con un brazalete de oro, y diamantes en su-base.
La gente que se da este lujo usa una cuchara de oro, decorado con diamantes de color chocolate. Para complementar la experiencia, el postre incluye una trufa, “La Madeleine”, del famoso chocolatier (chocolatero) Frtz Knipschildt.
Cuando lees noticias como esta, con seguridad se apodera de ti una mezcla de sentimientos. De repente estás pasando por uno de esos momentos díficilaes; sin empleo, sin dinero y sin perspectivas.
¿Dónde está Dios, que permite incoherencias como estas?, ¿Porqué unos tienen demasiado y otros nada poseen?
El versículo de hoy asegura; “por nada estéis afanosos”. La palabra “afanosos”, en griego es merimnoo, significa “preocuparse demasiado por lo que no se tiene”. El consejo de San Pablo es: “Agradece a Dios por lo que tiene”. Si lo haces, percibirás que la paz de Dios inunda tu corazón y, en vez de que tus pensamientos se pierdan en las atrocidades que algunos millonarios hacen con el dinero, tus pensamientos se concentrarán en las maravillas del amor de Dios, como la vida, la salud y las mañanas nuevas de cada día, que traen desafiantes oportunidades.
Sal hoy, dispuesto a olvidarte de las dificultades. Agradece a Dios por lo poco o lo mucho que poseas. No te olvides del consejo de Pablo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.