“Travesía llena de incertidumbre y penalidades”
Segunda parte.-En principio y aunque tardío, fué aceptado el proyecto de Colón por los Reyes Católicos, Fernando e Isabel.
Hubo que resolver muchas dificultades de carácter económico, pues las constantes guerras con los moros granadinos tenían muy mermadas las arcas del reino español.
Por ello los monarcas se vieron en la necesidad de aceptar el préstamo ofrecido por el Gran Tesorero de la Corona del Reino de Castilla, más de la mitad de la suma requerida para esa empresa.
El 17 de abril de 1842, fueron firmadas las Capitulaciones de Santa Fe que establecían el compromiso de Colón en realizar el proyecto bajo el patrocinio de los Reyes de España.
Colón, hombre de aquélla época, ambicioso como todo aventurero, ambicionaba gloria, honores y fortuna, pretensiones que aceptaron sus protectores reales, nombrándolo Gran Almirante del Mar Océano, cargo del Virrey y Gobernador General de todas las tierras que descubriera y la décima parte de todos los productos que se obtuvieran.
Surgieron nuevas dificultades, no había naves disponibles y los marineros se oponían a enrolarse en esa aventura considerando a Colón poca capacidad y falta de prestigio para la magnitud de la empresa, en esas circunstancias, aceptaron una tripulación de delincuentes, previamente liberados por amnistía concedida por el Rey.
El propio Fray Juan Pérez intervino para que los hermanos Pinzón acompañaran al Almirante los que por sus conocimientos, influencias y valor, fueron factores decisivos en el éxito de la misión, dos competentes marinos más, Juan de la Cosa y Luis Torres, también se incorporan a la tripulación.
El 3 de agosto de 1942, se hizo a la vela la expedición en el Puerto de Palos de Moguer, compuesta de tres Carabelas, La Santa María, La pinta y la Niña
Continuará…