Sáb. Abr 20th, 2024

1919

Decapitaron el cadáver del Coronel Ernesto Hernández.

En Octubre de 1917, al concentrase a Veracruz el The Cor. Elenes, dejó una fracción de caballería al mando del Capitán José Giadms y tres semanas después, vino a asumir el mando en toda la zona, con el cuerpo a sus ordenes el Coronel Ernesto Hernández; quien por sus buenas maneras se captó la simpatía de todos, procediendo como su antecesor, que hacía frecuentes salidas en busca de los alzados que dañaban a la población civil, sin combatir con los militares, y aunque el nuevo jefe del mando procuraba batirlos, jamás logró su intento.

Fue ello que los Villistas concibieron la idea de tenderle una trampa, consístete en mantener una pequeña punta de ganado, alejada de su campamento, el Coronel Hernández sin tomar ninguna precaución del orden militar, cayó en la trampa, al ver la facilidad que se le presentó para tomar ese ganado a fin de restarles elementos de vida, que como supuso eran de ellos; pero al arrearlo con su gente aparecieron sus contrarios, haciéndole nutrido fuego de carabinas 30-30 y franqueándole la retirada por un fangoso pantano del que no pudo salir por haberse hundido con la yegua que montaba, y allí fué acribillado a tiros. Sus acompañantes no pudieron defenderlo y huyeron para venir a dar la información del caso y cuando una tropa competente fue a rescatarlo, lo hallaron decapitado.

 1919

San Andrés, se libró de un saqueo de parte de los Villistas.

Muerto el Coronel Hernández, vino como jefe de la guarnición de esta plaza el Mayor Enrique Jara; quien en pocos mese fue remplazado por el militar Emilio González Garza, quien fue por el Coronel José María Dorantes; quien resultó ser un militar de gran valor y astucia, tenía un destacamento en el edificio de la estación del ferrocarril, se dijo que el Coronel Dorantes fue llamado a Veracruz, y al enterarse el enemigo, supusieron que San Andrés estaba desguarnecido por intempestiva salida de el Coronel Dorantes, razón por la cual el 29 de Mayo, a las 6 de la mañana, se presentó la primera avanzada Villista al sur del edificio; pero al darse cuenta la vigilancia nocturna, informó que el grupo enemigo avanzaba listo al ataque y sin bandera blanca. El Coronel que siempre vivía alerta, tenía cuatro ametralladoras y un cañoncito, el que casualmente estaba colocado hacía donde venia el enemigo, el que fue disparado, contra un grupo que estaba atrás de unas cepas de plátano, habiendo causado dos muertos.

La sorpresa de los atacantes fue tal, que de plano dio media vuelta en precipitada fuga, hecho que celebraron los soldados de Dorantes, al ver huir a la avanzada, que recibió los disparos.

Por casualidad el día del intento, como a las 12:00 horas llegó a está, un tren militar y en él, General Jesús Agustín Castro, que era encargado del despacho de la Secretaría de Guerra, en viaje de inspección, trayendo en grandes plataformas dos cañones bien dotados y equipados; hecho del que pudieron haberse informado los espías y jamás volvieron a pensar en el saqueo de San Andrés, los Villistas del contorno.

 1919

El Coronel Juan García Rozas, sustituyó al Coronel Dorantes.

En sustitución del Coronel José María Dorantes, vino a tomar el mando de la guarnición de la zona, el Coronel Juan García Rozas, militar de esmerada educación y amante de todo lo que significaba progreso y beneficio en cualquier forma, él trajo una banda de música; que fue la última que deleitó el buen gusto de los sanandrescanos, con escogido repertorio de aquella época.

 1919

Hubo una agitación política en nuestro San Andrés, pues en la campaña política de 1917, contendieron por la Presidencia Municipal, para el Bienio de 1918-1919, Andrés Pérez Cadena, por el Partido Rojo Sanandrescano y Arcadio Patraca, por el Grupo Disidente; quien obtuvo el triunfo; pero comenzó su periodo hasta el 15 de Enero de 1918 y fue suspendido en sus funciones por la Legislatura del Estado.

El Partido Rojo acaudillado por Primitivo R. Valencia, que ya estaba retirado del servicio militar, abiertamente trabajaba la candidatura presidencial del General Álvaro Obregón, frente a la de Don Ignacio Bonilla, que era el candidato oficial en aquellos días, la mujer no gozaba de derechos políticos; pero la ley de nuestro pueblo no podía vivir sustraída del caldero ambiente que imperaba y sentía ufana de que su novio, hermano o esposo, fueran Obregonistas o Maderistas, como lo habían sido sus padres…