Vie. Mar 29th, 2024

‘Varón y mujer los creó’.

EL MATRIMONIO 1Comunicado de PRENSA / San Andrés Tuxtla, Ver.—Saludo a todos los hermanos y hombres de buena voluntad. El Plan de Dios para el matrimonio, la familia y la vida, representa el horizonte de referencia para la tarea educativa y constituye una verdadera respuesta a las inquietudes y confusiones de la sociedad en la que nos ha tocado vivir y que requiere de las personas el encuentro con la verdad de su propio ser.

“Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza; a imagen suya los creó; varón y mujer los creó” (Gn. 1, 27): así expresa la Sagrada Escritura la verdad fundamental sobre la sexualidad humana. Se trata de una “cosa buena” que pertenece al proyecto creativo de Dios, el cual, en la unidad y diferencia de hombre y mujer, perpetúa y manifiesta su propia imagen y concede una vocación particular para expresarla.

Recordando la definición del matrimonio, nos dice el catecismo de nuestra Iglesia Católica que es –La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí con un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados– (Catic. 1601)

En un momento histórico en que la familia es objeto de ataque por parte de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla, la Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente vinculado al bien de la familia, percibe de manera más viva y apremiante la urgencia de cumplir su misión proclamando a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia, para asegurar su plena vitalidad, así como su promoción humana y cristiana, contribuyendo de este modo a la renovación de la sociedad y del mismo pueblo de Dios (FC, 3). Este matrimonio se trata de un hombre y una mujer.

Comparto la enseñanza de mi hermano Mons. Felipe Arizmendi Esquivel que declaró respecto a las nuevas amenazas del matrimonio:

“La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó algo que nos preocupa mucho y que no podemos dejar de comentar. Indicó: «La Ley de cualquier entidad federativa que, por un lado, considere que la finalidad del matrimonio es la procreación y/o que lo defina como el que se celebra entre un hombre y una mujer, es inconstitucional». Se ordenó la publicación de esta jurisprudencia, que tendrá que ser acatada por todos los jueces del país y ser tomada en cuenta en todas las legislaciones locales.

Dicen los Ministros que definir el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, constituye una «enunciación discriminatoria en su mera expresión», pues afirman que «bajo ninguna circunstancia se puede negar o restringir a nadie un derecho con base en su orientación sexual».

Ante esta determinación, lo primero que debo decir es que una ley civil no puede cambiar la naturaleza humana; una decisión jurídica como la presente, no elimina la diferencia de sexos, en su sentido físico y psíquico. Los Ministros, con su visión legalista, quieren hacer a un lado lo que es obvio: un hombre no fecunda ni complementa a otro hombre, ni una mujer a otra mujer. Esto no es cuestión de religión, sino de configuración de la misma naturaleza humana.

Es verdad que a nadie se le puede prohibir cohabitar con quien quiera, del sexo que sea; a nadie se le puede impedir que conviva, incluso sexualmente, con quien sea de su misma orientación sexual. Dios nos hizo libres, incluso para pecar, para destruirnos, para degradarnos. Debemos, por ello, respetar a todo mundo y a nadie discriminar, sea de la tendencia sexual que sea. Es pecado despreciar o condenar a alguien por la forma como vive su género; toda homofobia es reprobable. Pero eso de identificar lo que en todas las culturas se ha entendido por matrimonio, como la unión entre un hombre y una mujer, con cualquier otra cohabitación sexual, es tener una visión muy simplista, acomodaticia y legalista; es carecer de bases morales sólidas y permanentes; es querer cambiar la configuración sexuada de la humanidad.

A esas cohabitaciones se les puede llamar como quieran, pero no es un matrimonio, como lo hemos entendido en todos los tiempos y en todas las culturas (…)  El matrimonio en el plan de Dios es entre un hombre y una mujer.

Nuestra postura no es de homofobia y aunque la ley este de parte de esos pequeños grupos. La iglesia católica obedece a la Palabra de Dios que nos señala la verdad y el bien, para quien quiera seguirla. Por otra parte, la ley civil debe proteger también a los ministros de culto, pues “las asociaciones religiosas tendrán derecho a… propagar su doctrina” (Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, Artículo 9, III).

Es hora de actuar:

*Pongámonos en oración para pedirle a Dios que ilumine a los que gobiernan  y formulan estas leyes para que se retracten.

*Fortalezcamos nuestra pastoral familiar y pongamos más atención a nuestras familias ofreciendo tiempo de calidad y amor a ejemplo de la sagrada familia.

*Manifestemos nuestro desacuerdo contra la suprema corte de justicia, sumémonos al  movimiento nacional organizándonos por parroquia o forania.

Sin más que agregar agradezco su atención y apoyo por el bien de nuestras familias, San Andrés Tuxtla, Ver.

 

 

Fraternalmente:

+Mons. Fidencio López Plaza

V Obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla