Vie. Mar 29th, 2024

 

  • El sobreviviente contó que ese día las patrullas de la policía recorrían colonias, callejones y parques de la cabecera de Oteapan buscando a la presunta banda de secuestradores.

AGENCIAS | MINATITLAN, VER.-  Fue en una población altamente indígena donde Javier Duarte de Ochoa, gobernador en funciones, y Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, ensayaron sus operativos para desaparecer seres humanos.

Un sobreviviente del operativo que duró 24 horas, desarrollado entre el 15 y el 16 de junio del 2014, en la cabecera de Oteapan, cuenta bajo anonimato que al menos cinco pobladores indígenas de esa cabecera permanecen desaparecidos.

A poco más de cuatro años del hecho, y con tierra de por medio, relata el horror que vivió al caer en manos de la policía, que ese día buscaban a una banda de secuestradores, y por lo cual levantaron a docenas de indígenas que fueron detenidos ilegalmente.

Lejos de su tierra natal, cuenta que cuando ya no tenía esperanzas, y cuando pensaba que todo se le acababa, la misma policía lo sacó del sitio donde lo tenían recluido en contra de su voluntad y lo tiraron en el monte, golpeado. Al parecer lo dieron por muerto.

Se marchó de su tierra y dejó atrás esa historia de terror.

Al tiempo se enteró de que al menos cinco de los que también fueron levantados, nunca llegaron a sus casas en Oteapan, un municipio de población indígena que se encuentra a unos 45 minutos de la cabecera de Coatzacoalcos, entre Cosoleacaque y Minatitlán.

EL PRIMERO

Así, este hecho en Oteapan, en el sur, sería el primer caso formal de desaparición forzada que se dio durante el Gobierno de Javier Duarte de Ochoa, con Arturo Bermúdez a la cabeza de la SSP, y del que se cuenta con poca información.

Al revisar los diarios de esas fechas, en los días posteriores al arribo del comando, no hay referencias de sus acciones. Es como si nunca hubiera pasado.

Pero los desaparecidos por esa irrupción -cuenta el sobreviviente- ahí están y tienen nombre:

Felipe Martínez Martínez y su esposa Guillermina Pérez, los dos eran comerciantes de ropa.
El transportista Otoniel Morales Martínez, quien fue sustraído en un puesto de vigilancia cerca de Chinameca.

El comerciante Roberto Toto Bustamantes, de 24 años, y que era empleado de Felipe Martínez Martínez.
Y Víctor Manuel Antonio Morales, comerciante de tamales, quien fue privado de la libertad junto a otras personas, él fue el único que no regresó a casa.

A todos se los llevaron de sus hogares y de la vía pública en Oteapan, aunque las memorias de ese día también ubican al comando de la SSP en Chinameca y los confines de Coatzacoalcos.

Fue en Oteapan, en la colonia Adolfo López Mateos, donde secuestraron a Roberto, a Felipe, a su esposa y a Víctor Manuel.

El sobreviviente contó que ese día las patrullas de la policía recorrían colonias, callejones y parques de la cabecera de Oteapan buscando a la presunta banda de secuestradores.

En esos recorridos, a las siete de la mañana llegaron a la casa del joven Roberto Toto Bustamante, a quien sometieron, golpearon y se llevaron con rumbo desconocido.

Ante la mirada de familiares y vecinos, los policías decían que se lo llevaban por secuestrador.
Posteriormente fueron por su patrón, Felipe Martínez Martínez, y su esposa, Guillermina Pérez, a quienes igualmente sorprendieron en su hogar de la colonia Adolfo López Mateos y los trasladaron a otro sitio lejos de sus pueblos.

Las versiones que se han podido reportera sobre este hecho, indican que los recluyeron en el penal de Coatzacoalcos o en algún calabozo colindante.

Y de ahí eran movidos a otros puntos de los cuales no se cuenta aún con noticia.

En la misma línea, horas después, fueron contra Otoniel Morales Martínez y Víctor Manuel Antonio Morales.

El segundo se dedicaba a la venta de tamales en diversos municipios del sur. Tenía ocho años desarrollando esta actividad sin que alguna vez hubiera sido acusado de algo.

La policía lo detuvo frente a un lavado de autos en Oteapan, posteriormente también fue trasladado al igual que los otros.

La camioneta que manejaba, que se compró con mucho esfuerzo para la venta de sus tamales, tampoco aparece.

Víctor Manuel Antonio Morales, como cada ocho días, se encontraba corriendo la parranda, y ya lo esperaban en casa, pero no contaban con que en el camino sería interceptado por la Policía Estatal que buscaba a secuestradores.

Sobre este chico su familia relata que después del levantón, comenzaron a buscarlo, y en la base de la Policía Naval en Cosoleacaque, les informaron que la camioneta que manejaba, estaba boletinada por participar en secuestros.

Hasta la fecha ni el joven ni la camioneta aparecen, pero la familia da fe de que la víctima llevaba un modo honesto de vivir, que era alegre y nada tenía que ver en secuestros.

Lo sorprendente de todo, es que en los registros judiciales tampoco hay órdenes de aprehensión contra los desaparecidos. Esto está confirmado.

ENCERRADOS EN CALABOZO

El sobreviviente relata que fueron trasladados por la SSP a un calabozo que él cree está en el penal de Coatzacoalcos o colindante.

Actualmente ahí opera la Fuerza Civil, que en Coatza cuenta con un negro historial.

Ahí los golpearon durante horas y los interrogaron.

Siempre les preguntaban por la banda de secuestradores, qué quienes eran y a quiénes habían privado de la libertad.

Después de varios días, se libró de la muerte, no sabe por qué. A salvo, tiempo después, se enteró que no aparecían cinco que habían sido levantados en la misma fecha.

Esos jóvenes están reportados como desaparecidos, a manos de las autoridades, ante la Fiscalía General del estado, pero no han despertado el interés de las autoridades.

Posteriormente a esa acción iniciada la tarde del 15 de junio y concluida la tarde del 16 del mismo mes del 2014, se dieron más casos, como el de septiembre del 2014, donde el Mando Único de Coatzacoalcos y la SSP detuvo en un retén a cinco chicos que presuntamente estaban ligados a la delincuencia.

Los jóvenes detenidos sobre la carretera federal, cerca de Cosoleacaque, eran Nathanael Fernández Alcántara, José Armando Jiménez de la Cruz, Erik Leobardo Solís López, Miguel Ángel Ángeles Manzano y Heber Arturo Castillo.

De ellos, sólo tres han sido localizados, sin vida, en fosas clandestinas.

Meses después, el 11 y 12 de mayo del 2015, otro operativo de la SSP y la Fuerza Civil arranca del seno de sus familias a cinco porteños, entre taxistas y obreros, sin que a la fecha se sepa de su paradero.

Son José Manuel Cruz Pérez, Jhonit Enríquez Orozco, Héctor Manuel Facundo Ramos, Eliaquín Alvarado Villafuerte y Roberto Gallegos Osorio son los cinco ciudadanos de Coatzacoalcos que están desaparecidos desde el pasado 11 de mayo, cuando elementos oficiales apoyaron a civiles que se transportaban en camionetas blancas en una suerte de operativo que resultó con docenas de desaparecidos. De esas fechas, sólo de estos cinco se tiene constancia de denuncia formal.

Esa violencia no paró ahí, el 25 de septiembre del 2015, una ola violenta recorre Coatzacoalcos y se lleva a unas 25 personas. Las oficinas del MP estaban saturadas de personas preguntando por sus seres amados.

Finalmente, se presentaron denuncias formales por 11 desaparecidos: Rosendo Vázquez Peña, Uriel Gorra, Omar Shamed Breden González, Odilo Ramírez Reyes, Julio Argüelles, Daniel Alejandro González de la Cruz, Carlos Arturo Rojas Valencia, Camilo Efraín Silva Gómez, Abraham Elester Torres Barradas, Jacob Vicente Jiménez González e Iván Ángel Solano.

En marzo del 2016, familiares de cinco hombres bloquearon el puente Calzadas para denunciar que sujetos que vestían como policías, se habían llevado a sus familiares.

En total, fueron cinco las personas que sustrajo ese comando que recorrió Coatzacoalcos, el primero en aparecer fue Fausto Isaac Cruz Aviña, de 40 años, a quien encontraron sin vida en un tramo de la autopista Cosoleacaque-La Tinaja.

Con él desaparecieron de Coatzacoalcos:

Jonathan Guillén Gómez, de 23 años, comerciante; Cristian Francisco Hong, de 36 años, taxista –los dos fueron sustraídos de una casa en la avenida Chabacano #2-; Mario Antonio Ahedo Guillén, de 26 años, ayudante de albañil; Carlos Esteban Pérez Tolín, mecánico –ambos sacados de una casa en Rancho Alegre II.

Después de Cruz Aviña, se localizó sin vida al resto de los desaparecidos, en condiciones extrañas, la Fuerza Civil los reportó entre el saldo de un enfrentamiento que habían sostenido en el basurero de Las Matas, a la salida de Coatzacoalcos. Hasta la fecha, ese operativo en Las Matas despide sospechas de haber sido armado, pues quien estuvo a la cabeza fue el fundador de ese cuerpo de élite, Roberto González Meza, preso actualmente por delitos de desaparición forzada.

De todos estos casos, donde existe clara constancia de la participación de las autoridades policiales, no hay avances notorios y sus familiares esperan saber qué pasó con sus seres queridos.