Jue. Mar 28th, 2024

stgo16Yago fue la forma que tenía en la Edad Media el nombre bíblico «Jacob», ilustre porque lo llevó el patriarca que arrebató la primogenitura a su hermano Esaú, y que a partir de sus doce hijos fundó el pueblo de Israel organizado en las doce tribus; pero mucho más ilustre entre nosotros porque éste es el nombre del Apóstol al que se le conoce como Santiago (Sant + Yago) el Mayor, que según la tradición fue a la Península Ibérica a predicar el Evangelio a España.

El nombre hebreo del que procede Yago es Yakob y suele interpretarse como «El que anda a la sombra de Dios». En español se tiene también la forma «Jaime», evolucionada a partir de la forma latina Jacobus, que en francés dio Jacques y en italiano Giáccomo. A partir de estas transformaciones es más fácil adivinar la transformación de Jacobus en Jaime.

La universalidad de este nombre es extraordinaria. A ello contribuyeron en especial las peregrinaciones al sepulcro del Apóstol en Santiago de Compostela, desde todos los rincones de la cristiandad. Santiago fue, con Roma y Jerusalén, uno de los tres grandes lugares de peregrinación de la cristiandad. Tal era la multitud de peregrinos que en los tres siglos de esplendor abundaban por los caminos que llevaban a Santiago, que los devotos empezaron a llamar a la ruta luminosa de la Vía Láctea, Camino de Santiago, por la semejanza entre las innumerables estrellas de ésta con las riadas de peregrinos al sepulcro del Apóstol.

Santiago el Mayor, apóstol, es hermano mayor de San Juan Evangelista, llamados ambos los hijos de Zebedeo. Estos eran, junto con San Pedro, los tres apóstoles preferidos, a los que Jesús concede un mayor protagonismo en su vida.

Son los tres privilegiados que asisten a la resurrección de la hija de Jairo, los que gozan de la Transfiguración y los que están más cerca de Jesús en el Huerto de los Olivos. “Los Hijos del Trueno” les puso Jesús de sobrenombre a los dos hermanos por su entusiasmo.

Según narran los Hechos de los Apóstoles, Santiago fue el primero que sufrió martirio. Fue decapitado en Jerusalén por orden del rey de Judea, Herodes Agripa. De sus largos viajes, su predicación en España y el traslado de su cuerpo desde Jerusalén, nos informan las tradiciones, algunas de ellas muy antiguas.

Santiago de Compostela es la madre de la multitud de ciudades que llevan este nombre. Dicha ciudad se fundó sobre el sepulcro del Apóstol. Campus Stellae (Campo de La Estrella) llamaron al lugar en que fue descubierto.

Hay que partir del importantísimo hecho cultural de que los pueblos, las ciudades, los monasterios, se tenían que edificar sobre las reliquias lo más importantes posible (Rómulo edificó las murallas de Roma sobre el cadáver de su hermano Remo) para entender que se trasladasen restos funerarios desde tan lejos (Santiago murió en Jerusalén) y que luego estos grandes sepulcros moviesen a millones de peregrinos.

Sobre el sepulcro de Santiago, pues, se edificó la imponente basílica, y en torno a ella creció toda la bellísima y rica ciudad. Y siguiendo su onda expansiva se fundaron Santiago de Cuba, Santiago de Chile, y claro está, Santiago Tuxtla, en nuestra región.

En nuestra Región, es Santiago Tuxtla, quien se ha destacado por ser una ciudad con arraigadas tradiciones y una religiosidad que a simple vista es muy notoria. En sus leyendas, tradiciones se logra percibir la devoción de los fieles santiagueños.

Entre las tradiciones que siguen en esta celebración del Santo Patrono, entre las más importantes se encuentra la “Danza de Los Negros”.

“La Danza de los Negros” representa la contienda entre moros y cristianos, reflejo de la conquista y reconquista  de España, allá por el año 718 por Don Pelayo y concluida por la Reina Isabel La Católica, el 3 de enero de 1492.

La invasión musulmana que se originó en 712 d.c en España, fue obra de una muchedumbre de soldados almohades, bereberes y almorávides procedentes del norte de África, de las actuales provincias de Tetuán y Melilla, Argel y Túnez, sojuzgadas desde el siglo V por los Omeyas que salieron de Damasco.

Los jefes invasores de España, eran árabes auténticos: Blancos, rubios. En cambio la mayor parte del ejército era de negroides o mulatos mezclados con esos árabes, de modo que en Andalucía, se les llamo «Negros», además por venir de África.

Los Danzantes llevan máscaras negras y blancas (amigos y enemigos). Salen de los diferentes barrios de la ciudad. Se congregan al son de un tambor y esgrimen «moldes» de madera a manera de tizonas. Sus trajes primitivamente fueron las máscaras negras, con capas y turbantes morunos. Los de máscaras blancas, con sombrero emplumado ropas castellanas de la época de Felipe II.

Hoy en día los danzantes visten calzón de manta y tan solo queda de lo original, el sombrero adornado con cintas de colores que sustituyen a las plumas, moldes de palo y las polainas negras.

En el más preciso momento, cuando el fragor de la batalla, aparece  el «Santiaguito», otro danzante que representa al Apóstol como lo viera Ramiro III cuando la batalla de Clavijo, y como los conquistadores lo miraron en otras batallas entre ellos la de Champotón, a decir de Bernal Díaz Del Castillo.

Lleva el Santiaguito traje como el del Santo, una capa roja, un casco guerrero (ahora sombrero de copa) un molde o espada, y bajo el brazo una cabecilla de caballo blanco. Reparte chirrionazos cuando no se separan los contendientes o cuando los caballeros espectadores se acercan.

Así se representaron desde hace cuatro siglos la guerra de la Reconquista. En Santiago Tuxtla dicha danza la llamaron «Los Negros».

En otros lugares se también la hacen «entre moros y cristianos» especialmente, en los pueblos que llevan el nombre del Apóstol.

En ellos se les llama Santiagueros, pero aquí en Santiago Tuxtla se le ha denominado siempre «La Danza de los Negros».

Se pueden inundar los ojos y saciar el alma con la belleza y la grandeza que ha hecho surgir este nombre. ¡Felicidades a todos los Jaimes, Jacobos, Yagos y Santiagos!