Dom. May 19th, 2024

Ricardo Ahued Bardahuil: trepado en su mito xalapeño. El único político que puede ganar en las urnas la presidencia municipal de la capital.

Éric Cisneros Burgos: destapado por el entonces alcalde panista de Cosamaloapan como “su gallo” para la candidatura a gobernador de MORENA vive en las mieles que podrían venir o vendrán. Pero andar con los guantes puestos defendiendo a la 4T hecha gobierno en Veracruz, lo baja del caballo… por más cachuchas con su nombre regaladas en Pánuco.

Dante Alfonso Delgado Rannauro: de que puede… puede en el año 2024. Pero ya es un político nacional. Sueña con las grandes ligas. Ya lo dijo: en el 2024, el Movimiento Ciudadano ganará la presidencia de la república. Y si AMLO, su examigo, pudo, también él.

Zenyazen Escobar: autodeclarado “el maestro de todos los tiempos”, la curul y la secretaría de Educación son más que suficientes para de aquí al año 2024.

Sergio Gutiérrez Luna: el político que llegó del estado de México y Minatitlán a Veracruz para alborotar la gallera.

Además, sigue “como un guajolote inflado” pues ya incorporó a su esposa, la diputada local de Sonora, Diana Karina Barreras Samaniego, como promotora y operadora política y, por ejemplo, el sábado 26 de marzo se reunió con las exreinas del carnaval jarocho y ofreció rueda de prensa.

Manuel Huerta Ladrón de Guevara: dando el último suspiro. Según la bolita de cristal, hasta ahí llegó.

Rocío Nahle García: trepada en las valencianas de AMLO… para lo que pudiera venir. Sea lo que sea.

Julen Rementería del Puerto: acariciando la esperanza de jugar en el 2024.

Miguel Ángel y/o Fernando Yunes Márquez: jugando los tiempos a estar, ser y trascender.

Juan Manuel Díez Franco, en segundo periodo constitucional como presidente municipal de Orizaba, sigue escuchando “los cánticos de la sirena”, Ulises camino a Itaca, y quizá podrían convencerlo de que puede quedarse con la candidatura a gobernador de la posible alianza PAN, PRI y PRD.

José Yunes Zorrilla: político mesurado, sereno y reposado que es, cavila. Y cavila con frialdad. Si el teléfono sueña, señal de que estás vivo. Si el teléfono deja de sonar, señal de que estás muerto.

Ellos son los gallitos para el juego sucesorio de Veracruz en el año 2024, la silla del palacio de Xalapa.

Y, bueno, ya que AMLO, el presidente, lanzó los primeros brotes futuristas para la sucesión presidencial, en automático, y por añadidura, en Veracruz se alborotaron las hormonas y la gallera se encendió y apasionó.

El avispero de la política, en su más alto decibel.

En 1938, el presidente Lázaro Cárdenas del Río quiso controlar la sucesión y que tenía lista, como salió, para el poblano Manuel Ávila Camacho.

Pero el avispero fue mayor.

Ahora, en 2022, y desde el año anterior, 2021, AMLO, el presidente, abrió la compuerta y las aguas cayeron torrenciales y huracanadas sobre el río.

La bilirrubina incandescente desbordando pasiones.

El jefe del Poder Ejecutivo en Veracruz, la persona más poderosa:

Gobernador (a). Jefe de las finanzas. Jefe de las corporaciones policiacas. Jefe de parte de los Poderes Legislativo y Judicial.

Jefe de parte de los presidentes municipales. El político, el hombre, el jefe, que da y quita. Que nombra y excluye y sin rendir cuentas a nadie.

El dueño absoluto del Dedazo que otorga obra pública, por asignación, sin licitación.

Durante seis años, si un político sueña con más cargos públicos, el único camino viable y fiable es el gobernador en turno.

A menos, claro, que lance campaña efectiva y eficaz, telúrica, para ultra contra súper reposicionarse en el imaginario colectivo y vaya de gane en la encuesta y la preferencia ciudadana.

 

TODOS HABLAN DE LA SUCESIÓN

 

El politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica dice que el primer trimestre del año 2024 será definitivo para la elección del candidato a gobernador, pero pareciera estar lejos.

Pero al mismo, cerca, porque ninguna campaña por la nominación se gana de la noche a la mañana y el palenque ha de trabajarse.

Y si los aspirantes y suspirantes se durmieran “en sus laureles”, entonces, otros les ganarían.

Más, cuando, por ejemplo, en el cuarto año del góber jarocho de la 4T, la fiebre sucesoria ya está, igual, igualito, que la sucesión presidencial, por cierto, abierta la compuerta por el mismito presidente de la república y que también la abriera Luis Echeverría Álvarez destapando, a través

del tabasqueño Leandro Rovirosa Wade, secretario de Recursos Hidráulicos, a siete aspirantes, entre ellos, José López Portillo.

Y como en Veracruz, la abrieran Miguel Alemán Velasco, ni más ni menos, con once precandidatos, y Javier Duarte con siete, aun cuando, parece, llegaron a diez.

En el día con día, cada aspirante y/o precandidato por la silla embrujada del palacio continúa subiendo escaleras, pero también, quizá, bajando peldaños.

Con precandidatos en la cancha política, social y mediática, la mitad de los ciudadanos de a pie de Veracruz y la otra mitad únicamente hablan del sucesor y se olvidan de Cuitláhuac García.

El sábado 26 de marzo fue al Estadio Colón, en Xalapa, a un partido de béisbol (el deporte favorito de AMLO, claro) y sólo tres personas le aplaudieron según Notiver, Noemí Valdez.