Lun. Ene 13th, 2025
  • Apóstoles del diablo
  • Teólogos de la liberación

UNO. El infierno eclesiástico

El arzobispo y los obispos de Veracruz pintan un mundo recrudecido al que ya vivimos y padecemos.

Lo retratan alrededor de los siguientes ejes del mal:

A, el hartazgo. B, la impotencia. C, el resentimiento. D, la desesperanza.

E, la tristeza. F, el miedo. G, el cansancio. H, la angustia. I, la soledad. L, la discordia. Y, LL, la miseria y la pobreza.

De ahí en adelante, diría el sicólogo del barrio, únicamente queda el suicidio.

DOS. Flechazos al corazón

Los males anteriores pegan derecho, derechito, al corazón. Quienes creen, dicen que es una flecha venenosa clavada en el alma y el espíritu.

Son las llamadas enfermedades mentales. La angustia y la soledad, ya se sabe, suelen llevar a la depresión, y de la depresión al suicidio hay un paso.

Una cosita es la miseria y la pobreza y aguantar vara. Pero otra, mil años luz de distancia, la soledad.

La soledad de adentro. Y la soledad de estar acompañado y sentirse solo. Y la soledad de tener familia y pasar los días y las noches en el abandono, sin que los hijos estén pendientes.

TRES. El peor infierno de Veracruz

Con las doce enfermedades sicológicas resumidas por el arzobispo Hipólito Reyes Larios y los ocho obispos de Veracruz, queda dibujado el peor infierno del mundo.

Incluso, se plantea un asunto de seguridad nacional. Un asunto de Estado. El día cuando un ser humano cae en la tristeza y la desesperanza simplemente puede pegarse un tiro, colgarse de la viga de su casa, incluso, colgarse en una iglesia como sucediera con un feligrés en el mes de diciembre.

Hora, pues, y sin ponerse en la homilía a predicar, de que la autoridad y la iglesia y los jefes de familia se centren en las razones de vivir que tanto describen los sicólogos y terapeutas familiares para vivir cada día, y hasta donde es posible, con una buena vibra y un mejor karma.

CUATRO. Paraíso terrenal

Incluso, el punto de partida es sociológico. Una familia, dicen los expertos, lleva una vida sana cuando tiene los siguientes satisfactores:

Uno, un empleo digno y estable y con prestaciones el jefe de familia y los hijos en edad laboral.

Dos, garantizado el derecho a la salud.

Tres, una buena calidad educativa.

Y cuatro, una vida en paz y tranquila, sin temores ni sobresaltos a un secuestro, una desaparición, un crimen, una fosa clandestina.

CINCO. Población feliz

A partir de ahí, con dinerito para comer todos los días y comprar los tiliches y los zapatos para la familia, y para que los hijos estudien, hasta donde se pueda, en una buena escuela, la vida se vuelve, puede volverse, dicha y felicidad.

Bastaría recordar que en la vieja Roma y Grecia el discurso repetitivo de la elite gobernante era la felicidad de la población.

SEIS. Vaya desesperanza

Palabras mayores, alerta generalizada, cuando nueve Ministros de Dios plantean en un comunicado la peor desesperanza de la vida.

Casi casi, el ser humano sin ilusiones ni utopías, y con la emoción familiar y social destruida y aniquilada, y sin ganas de seguir luchando.

Si se vive, por ejemplo, en la desesperanza, el corazón se pudre. Si en el resentimiento, el odio gobierna. Si en la tristeza, los días perdidos. Y si en la soledad, el riesgo de suicidarse.

Ninguna razón de vivir parece mirar la iglesia de Veracruz para el año que camina…

  • Pueblo desesperado

Un pueblo está en la desesperación social. Los robos, asaltos, secuestros, desapariciones y asesinatos son intolerables. Igual, igualito, que en el resto de Veracruz. Un infierno. Entonces, y de entrada, ellos mismos, la comunidad, los padres de familia, las familias, los vecinos, decretaron Toque de Queda.

Fueron, sin embargo, generosos. Mientras en otros pueblos el Toque de Queda inicia a las 6 de la tarde y concluye a las 7 de la mañana del día siguiente, en la colonia popular, Cecilio Terán, de Nogales, inicia a las 11 de la noche.

A partir de ahí, cualquier ciudadano que ande en la calle será detenido.

Además, prohibieron el acceso a extraños y vigilan las entradas al pueblo.

Brigadas de vecinos integrados en guardias vigilantes, sin llegar a las Autodefensas, que tanta roña causan al gobierno de Veracruz y luego luego desmienten su existencia.

Ellos mismos, cuidándose entre sí como desde hace muchos meses aconsejara, entre otros, el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, uno de los Ministros de Dios más encendido denunciando la inestabilidad social en la entidad jarocha.

A primera vista se escribiría que en la colonia Cecilio Terán han decidido excluir a la secretaría de Seguridad Pública, es decir, al gobierno de la 4T.

También, digamos, desencantados, hacer a un lado a la policía municipal.

Y desde luego, sin esperar nada de la Fuerza Civil ni tampoco de la Guardia Nacional.

En el siglo pasado se hablaría, incluso, de un movimiento social y político independiente, pero más aún, independista del resto de Veracruz.

Quizá, una ínsula aislada del contexto general. Un territorio libre, pues así como han estado, la vida está sostenida con alfileres en cada nuevo amanecer y anochecer.

El Toque de Queda, sin embargo, ha sido con el mejor karma, sin encarnar una osadía, una rebelión, un desafío al poder público establecido.

Ellos han actuado con la mejor vibra soñando con garantizar la seguridad en la vida y los bienes de los suyos.

Por ahora, un simple y sencillo Toque de Queda.

Después, ya verán.

8 JINETES DEL APOCALIPSIS

Hay mucha desesperación social en Veracruz.

Uno, la pandemia. Dos, la recesión. Tres, los comercios quebrados y cerrados. Cuatro, el desempleo. Cinco, el avisito de que vendrán tiempos peores.

Seis, la inseguridad en el diario vivir. Siete, la impunidad. Ocho, los carteles y cartelitos invictos, inderrotables, dueños de las pelotas y las canicas.

Los ocho anteriores jinetes del Apocalipsis, males de la caja de Pandora, como un cóctel explosivo en un Veracruz merecedor de una suerte de primera y segunda calidad.

Entonces, cuando la ciudadanía ha perdido la esperanza y la fe…

Y los ciudadanos de a pie están desencantados de la promesa oficial incumplida…

Y desde el poder público alardean de que el índice delictivo va a la baja en carrera libre…

La realidad real es otra, estrujante y terrible, solo queda apostar a las autodefensas, las guardias comunitarias, los comités de barrio, la vigilancia sistemática para defender la vida.

Por eso en la colonia Cecilio Terán decidieron el primer paso del Toque de Queda.

Pero cualquier Toque de Queda suele derivar, o deriva, en Estado de Sitio.

Y su contraparte, el Estado Fallido.

El Estado Delincuencial, si se parte de la tesis de que en política «nunca hay vacíos», pues otros, así sean carteles y cartelitos, ocupan y llenan.

Bien podría el gobierno del Estado negar el Toque de Queda, como si su palabra fuera suficiente para negar los hechos por decreto.

La vida en la colonia de Nogales, un infierno del que la población está harta.

Insólito, inverosímil, que los carteles entraran a Veracruz por Tampico Alto y Pánuco, y ahora, once años después, multiplicados como los peces, los panes, los ácaros, la humedad y los conejos, estén hasta en las comunidades menores a los mil habitantes, incluso, quinientos habitantes.

DERROTA POLICIACA

Cada vez que en algún rincón de Veracruz aparecen unos guardias comunitarios, unas autodefensas, el gobierno estatal «pone el grito en el cielo» negando la existencia.

Incluso, con soberbia y desdén, hasta pitorreándose, expresando el personal estilo de ejercer el poder, como si la negativa fuera verdad universal, y en todo caso, como si creyeran que la población electoral y la ciudadanía les creyeran con «lealtad ciega».

Ellos, allá en su mundo rosáceo, castillo de arena a la orilla de la playa, pues la población vecina de cada autodefensa aparecida sabe, está consciente, segura, de que el infierno ensordece.

Y como cada guardia comunitaria significa la derrota de las corporaciones policiacas para garantizar la seguridad pública, premisa número uno del llamado Estado de Derecho, entonces, lo más fácil es negar la realidad.

De si el Toque de Queda en la colonia de Río Blanco tendrá efectos positivos, ya se verá.

De si apenas, apenitas serviría para acalambrar tantito a los malosos, quizá.

De si nunca «una golondrina anuncia el verano», acaso.

Pero el hecho manifiesta el estado social en que se encuentran los vecinos.

Nada peor para una tribu gobernante que inventar y refocilarse en su propio mundo.

Tan lejos de la población y tan cerca de sus mentiras.