Sáb. Abr 20th, 2024

Juan Carlos Absalón, San Andrés Tuxtla, Ver.—Muñecos gigantes o mojigangas, elaborados con bejucos gruesos que forman las bases y una cabeza grande de trapo con una peluca de hilos o pita, sobresalen a su paso entre la multitud que desde las 4:00 o 5:00 de la madrugada recorren las calles acompañados de un sonido musical los que a su paso despiertan a los habitantes de las áreas cercanas que cruzan. 

Hemos comentado mucho de las mojigangas, en los últimos días, a través de estas páginas; bien según el vocablo es un género dramático menor del siglo de oro español; se dice que era un texto breve en verso, de carácter cómico-burlesco y musical, con el predominio de la confusión y disparates deliberados, con rasgos carnavalescos.

De la literatura pasó a ser un monigote o mojiganga con las características convertidas ahora en un muñeco con las mismas.

Hay que citar que las mojigangas fueron figuras dramáticas que vinieron a entroncar en la cultura cómica popular, que tenían presencia en las épocas del carnaval, con carácter profano y carnavalesco, de allí que se digan que las fiestas sean un tanto para la cuestión religiosa y para la liberación de las pasiones; otro dato que hay que agregar es que es un espectáculo que se mezcla el entremés, la danza, y la música. Proviene de la boxiganga del siglo XVII, de elementos de la cultura popular autóctona y del teatro medieval. Tanto los cronistas, como el Padre Bartolomé de las Casas se referían a la mojiganga como el teatro misionero cuyo fin es la de evangelización, cosa que cambió radicalmente porque ahora si observamos las mojigangas encabezan grupos de jóvenes que se avientan entre sí lo que más tarde termina en enfrentamientos verbales y agresiones físicas.

Para el año 1637, ya era una danza callejera durante los carnavales. Para entonces ya se imitaban a algunos animales como el toro perseguido y burlado por actores, lo que hoy día se da con bejucos que al frente llevan unos cuernos de toro “rasurados” o cortados para golpear a los que los agreden o provocan.

Al igual que en San Andrés Tuxtla, también en México, en Zacualpan de Amilpas, Morelos, algo muy parecido sucede, cada año desfilan las mojigangas con comparsas disfrazadas, algunas con carros alegóricos, con temas religiosos (imágenes personificadas de santos arriba de vehículos); gigantes bailables.

Aquí en nuestro municipio una semana antes de que termine el penúltimo mes, noviembre, se celebran las fiestas patronales en honor a San Andrés Apóstol, cuyo día principal es el 30 de Noviembre; los días 7 y 8, son los días dedicados a la Purísima Conceción, y para los días 11 y 12 de diciembre, son en honor a la Virgen de Guadalupe; de allí que sean tres paseos de las mojigangas, señalando que la Aurora, sea de madrugada (entre 4 y 5 de la mañana) en la víspera de la celebración principal, para luego hacer sus recorridos nuevamente entra la tarde-noche.

Este fin de semana tuvimos el recorrido de algunas casas comerciales, que desfilaron acompañados de bandas de guerra y los muñecos gigantes; este martes 7 de noviembre, por la madrugada 5:40 por las principales calles gran parte de la ciudadanía fue despertada por el sonido musical que acompañaba a estas comparsas, y para este miércoles que es el gran día de la Purísima Concepción nuevamente habrá recorrido; de allí que el resto de los días hasta el 12 de diciembre, y aún días después se seguirá celebrando a la Virgen de Guadalupe, siendo el paseo de la mojiganga nuevamente los días 11 y 12.

Aun cuando hay crisis, hay falta de empleos, hay muchas necesidades el fervor religioso se mezcla entre lo profano y la alegría por hacer fiestas populares, y se observa en los barrios y colonias a las familias haciendo cantos y rezos para sus imágenes religiosas, en agradecimiento por el año vivido o con una alabanza en la esperanza de que les vaya mejor en el futuro inmediato.

Así es como San Andrés Tuxtla, vive sus fiestas.

 

Un comentario en «La ciudadanía corre su segunda mojiganga, con honores a la Purísima Concepción»

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