Vie. Abr 19th, 2024

El presidente de la república está jugando en 4 pistas. Y las 4, políticas. Tendrá quizá la conciencia tranquila con los programas sociales, becas bimensuales, para los pobres y en la miseria. Ahora, y como antes y antes, a ganar elecciones. La elección presidencial del año 2024.

Bastaría referir que, como nunca, un presidente anticipó hasta con 3 años la sucesión. Y una vez apretado el botón nuclear, la gallera se alborotó. Y los aspirantes y suspirantes están jugando.

Y en donde más se siente y manifiesta es con MORENA, el partido en el poder, que dieciocho años durará en el trono imperial y faraónico según Porfirio Muñoz Ledo, ex de todo, menos de jefe del Poder Ejecutivo Federal.

Según el maestro Leo Zuckerman, el cuarteto de pistas de López Obrador son las siguientes:

Una. El destape mil veces anunciado y reiterado de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno en la Ciudad de México, y la favorita.

El presidente la ha defendido, incluso, hasta con el derrumbe de la Línea Doce del Metro para salir ilesa, con todo y que a ella le corresponde el mantenimiento.

Es más, hasta quitó de senador a Martí Batres y se lo puso de secretario General de Gobierno, el mismo cargo en que lo tuviera López Obrador como exregente.

Incluso, cuando las 5 gobernadoras electas de MORENA recibieron su constancia las envió con Sheinbaum para pasar lista.

Todavía más: López Obrador ha ampliado su oferta, digamos, preelectoral, y excluido al senador Ricardo Monreal Ávila de la lista presidencial, y quien de plano se ha encartado, él solito una y otra y otra ocasión.

APACIGUAR A GALLITOS DE PELEA

Segundo carril en donde el presidente está jugando:

Sheinbaum su favorita, encartados Ricardo Monreal y Marcelo Ebrad Casaubon, la interrogante es cómo, de qué manera, en qué momento estelar, López Obrador disciplinaría a los dos gallitos y de pelea “y tan bueno el pinto como el colorado” en la sucesión presidencial.

¿Monreal y Ebrard se disciplinarán así nomás porque vivimos, digamos, “en el país de un solo hombre”?

¿Aceptarán ellos la propuesta y la oferta de López Obrador para apaciguarse o se irán por otro partido político, uno que garantice la posibilidad de ganar en las urnas?

Caray, ¿se retirarán de la política y dedicarán, por ejemplo, a escribir sus memorias?

Tercer carril:

Desde “La mañanera” y en cada gira en el interior del país y en sus declaraciones mediáticas y hechos políticos, López Obrador sigue jugando la sucesión.

Por ejemplo, el operativo lanzado para descarrilar al PAN, el partido Acción Nacional opositor más fuerte.

Por ahora, par de bombardeos del Edén.

El primero, contra el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, que por las malas amistades.

Cabeza de Vaca ha soportado el vendaval. Se ha mantenido en el cargo. Incluso, la semana anterior tuvo reunión privada con el nuevo secretario de Gobernación, el llamado político duro del obradorismo.

Y el segundo, el operativo en contra de Ricardo Anaya, el excandidato presidencial, señalado de recibir dinerito de Obedrecht por el ex director de Pemex, Emilio Lozoya.

Yo, dijo Ricardo Anaya, iré a la Fiscalía General de la República a declarar cuando los hermanos de Andrés Manuel López Obrador también vayan.

Y de pronto, ¡zas!, que paran la andanada.

EL PRIMOR DE AMLO

Cuarto carril obradorista:

El PRIMOR, la alianza de MORENA con el PRI y/o del PRI con MORENA. Mejor dicho, parte del tricolor.

Si López Obrador se llevó al gobernador de Tabasco como secretario de Gobernación, entonces, nombró ya Embajador de México en España a un casi casi ex gobernador priista, Quirino Ordaz, de Sinaloa.

Y todos felices y contentos.

También anunció un cargo público para el gobernador panista de Nayarit, quien pronto dejará el cargo.

El presidente, entonces, jugando con una gran pichada.

Si los (ex) de mandatarios de Sinaloa y Nayarit (Antonio Echavarría) se irán al gabinete de López Obrador, entonces, se llevarán consigo a parte considerable de la militancia y tanto el PRI como el PAN sufrirán tamaño boquete.

Agarrados quizá de sorpresa, uno de los ingredientes claves de la política, el priista Alejandro, Amlito, Moreno, y el panista Marko Cortés, serán objeto de escarnio.

Sus gobernadores se les fueron.

Y es que, bueno, en el Congreso de la Unión, López Obrador necesita mayoría legislativa para aprobar fast track varias iniciativas de ley.

Y un camino es llevarse a los exgobernadores a su gabinete, así sean enviados al otro lado del mundo como el embajador en España, lejos pero cerca y amarrado en corral.

López Obrador está jugando. Con todo y MORENA en el poder sexenal, por ningún concepto “se duerme en sus laureles”.

Quizá así también operaba Plutarco Elías Calles, el único expresidente que impuso a cuatro sucesores. Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas del Río, el único que le salió rezongón y lo exilió en Los Angeles una mañana cuando en su casa de campo en Cuernavaca leía en piyama de bolitas azules el libro estelar de Adolf Hitler, “Mi lucha” y los militares cardenistas le cayeron de sorpresa.