En este hermoso mundo en que vivimos, aún podemos tener lecciones de la especie animal.
Observemos al Águila.
Esta espléndida ave se esfuerza tan ardua y eficientemente como cualquier otro animal, haciendo su trabajo cotidiano. Provee para sí y sus pequeños con el “sudor de su frente” (por así decirlo), pero una vez que termina su tarea y dispone de tiempo para hacer simplemente lo que le plazca, veamos la manera en que pasa esos momentos de recreo…
“Se pone a volar en los ámbitos más altos del cielo, extendiendo sus alas y desplazándose allá arriba por el aire, porque le gustan la atmósfera pura y límpida y las cumbres elevadas”.
Consideremos por otra parte al Cerdo…
Es un animal que gruñe y hoza.
Él provee para sus crías igual que el Águila, pero una vez que termina de trabajar y dispone momentos de ocio, observemos a donde se dirige y lo que hace.
El Puerco busca un hoyo que esté lleno de fango y se revuelca y moja en la inmundicia, porque eso es lo que le gusta. En sus tiempos libres las personas pueden ser como las Águilas o como el Cerdo.
Esta reflexión trae a colación los principios básicos de la educación a la que tenemos derecho todos los seres humanos.
¡Qué difícil es aprender los buenos hábitos y seguir esta enseñanza tan hermosa que necesariamente aprendemos dentro del hogar instruida por nuestra Madre y reforzada por nuestro Padre, si contamos con la bendición de tenerlos a los dos.
De ahí proviene el refrán “Enseña al niño en su infancia y lo reflejará a través de su vida”.
A pesar de todo se oye muchas veces decir “No hay Escuelas para enseñar a ser Padres” Eso es verdad, pero como seres inteligentes no tenemos limitaciones y resulta que la forma de tratar a cada uno de los hijos que procreamos, depende del carácter individual y precisamente a los Padres toca entenderlos y ayudarlos a forjar ese carácter para su propio beneficio.
En la actualidad eso resulta increíblemente difícil por las condiciones de vida que está llevando el mundo entero, a más inteligencia desarrollada, más dificultades para tener el tiempo para dedicarlo a la familia y desafortunadamente esto redunda en el descuido para mantener una familia unida y por consiguiente hay tantos fracasos en el hogar, destruyendo lo que más amamos, creyendo que lo material sustituye a lo Espiritual que es lo que corresponde a los Padres salvaguardar.
Ya por ahí, muy esporádicamente en la Televisión, vemos anuncios que invitan y enseñan a las familias para estar unidas. Felicitaciones por eso, pero mejor sería dar más espacio a esas enseñanzas y quitar mas los programas o anuncios nocivos a todo el género humano.
Pero si ya los medios de comunicación visual están preocupándose por la decadencia de los buenos principios; corresponde con premura a los Padres de Familia poner mucho más énfasis en su responsabilidad y ¡Qué digo… énfasis! …más bien AMOR a su familia y no amar tanto lo material, porque a fin de cuentas ¿Cuál será nuestra satisfacción si solo fomentamos destrucción? y sobre todo ¿Qué cuentas daremos al Creador por esos hijos que nos confió?…
Aún estamos a tiempo… Recordémoslo… Enhorabuena…Suerte….
….”NINGÚN ÉXITO EN LA VIDA COMPENSA LA DESTRUCCIÓN DEL HOGAR”
David O. McKay