Sáb. Abr 20th, 2024

AMLO, el presidente, apretó la Magnum en contra de la ONU, Organización de las Naciones Unidas, y presentó un plan mundial para combatir la pobreza… cuando, caray, en México, 6 de cada diez habitantes viven en la miseria, la pobreza y la jodidez.

También descargó la Magnum contra la OEA, Organización de los Estados Americanos, que nunca ha funcionado… y lo que es tan viejo como la historia de la humanidad.

Y en contra de la OMS, Organización Mundial de la Salud, porque él, como jefe máximo en el país, “tiene otros datos” sobre el COVID.

Claro, también ha rafagueado a los empresarios conservadores, los aliados que fueran de sus antecesores.

Y contra intelectuales y periodistas respetados y respetables por su entereza moral.

Y, bueno, ahora cuando par de periodistas, Tania Gómez y Sergio Rincón, publicaron un reportaje intitulado “Sembrando vida y la fábrica de chocolate” que roza a sus hijos, los hijos con su primera esposa, Rocío Beltrán, por lo pronto al segundo hijo, Andrés Manuel, de 35 años, Andresito le llaman, y a su presunto aliado, Hugo Chávez, compañero de la escuela básica, se encendió mucho más.

Se encendió, por ejemplo, dando clases de periodismo desde la homilía de “La mañanera” al semanario Proceso de don Julio Scherer García y a Carmen Aristegui, Aristegui Noticias.

Más irritado en contra de Aristegui: “Medios pseudo progresistas”, les llamó. “Medios pseudo independientes. Independientes… pero del pueblo”.

“Nunca han estado con nuestro movimiento. Nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo”, MORENA, la 4T, la purificación moral y la honestidad valiente.

Y sobre la inducción a los campesinos de Tabasco para sembrar cacao, la materia prima para los chocolates, a través de los programas sociales, Sembrando Vida, fue lacónico: “No es cierto”.

Carmen Aristegui, dijo, “una mentirosa sin fundamentos”.

Luego luego, el país sembrado de discordia, Carmen Aristegui reviró: “No estamos ni a favor ni en contra de su movimiento. Este es un espacio de periodistas”.

Luego, la periodista estelar, enfrentada con todo al presidente Enrique Peña Nieto, dijo al presidente: “Sereno moreno. Lea el reportaje y luego platicamos”.

Una vez más, el presidente fractura el país en buenos y malos.

Buenos… quienes están a su lado.

Malos… los opositores, los críticos, los que hacen periodismo y periodismo de investigación. Y son profundos en el análisis informativo a través de las columnas y artículos.

Es López Obrador. Terco y tozudo, como él mismo se definiera en un programa con “Tercer Grado”, de Televisa.

Peleador callejero. Tres años como presidente con los guantes puestos. Tratando de desacreditar a quienes clasifica como enemigos y adversarios.

 

“A SUS ORDENES, SEÑOR” EN UN PAÍS HINCADO

 

Desearía el presidente de la república un país arrodillado. “A sus órdenes, señor”.

De hecho y derecho, encarnando la frasecita bíblica del actorazo Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos: “Estás conmigo o estás contra mí”.

Casi casi como Porfirio Díaz Mori con su lemita bíblico: “Pan o palo”.

O como Benito Juárez García: “Para los amigos, justicia y gracia. Para los otros, justicia a secas”.

Caray, y si en el siglo XXI fuera posible, como Porfirio Díaz ordenando a su compadre gobernador de Veracruz, Luis Mier y Terán, “¡Matar en caliente!” a los nueve jarochos sublevados a su reelección.

Y/o como Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador de Veracruz y once como presidente de la república, encarcelando en el castillo de San Juan de Ulúa a Benito Juárez y Melchor Ocampo porque le estaban moviendo el piso presidencial.

En la dictadura militar de Argentina, el periodista Rodolfo Walsh fue vetado en todos los periódicos… al servicio del genocida Jorge Rafael Videla.

Entonces, Walsh imprimía sus artículos en mimeógrafo y luego, él mismo, solito, en la madrugada, los repartía de buzón en buzón de las casas y debajo de las puertas en los domicilios particulares.

En Venezuela, con Nicolás Maduro, unos reporteros críticos recrearon el periodismo con un gran programa social llamado “La noticia en autobús” y de bus urbano en bus urbano unos chicos se suben y en una pantalla de televisión portátil, y a control remoto, transmiten las noticias que la mayor parte de la prensa oficialista oculta.

Nunca, entonces, habrá gobernante que reduzca y achique el ejercicio reporteril.

López Obrador, el presidente, sueña con que los trabajadores de la información sean guinda y marrón y trabajen por su movimiento y su causa.

¡Ay, “el país de un solo hombre”, Antonio López de Santa Anna!

 

LOS HIJOS INCÓMODOS

 

Los hijos de un presidente siempre han sido polémicos.

Porfirio Díaz Mori, por ejemplo, ordenó al gabinete legal y ampliado y a los gobernadores concesionar por dedazo obra pública a la compañía constructora de su hijito Porfirito.

Benito Juárez García otorgó cargos públicos a sus tres yernos para la dicha y felicidad de sus hijas, todos viviendo en Palacio Nacional.

Francisco Ignacio Madero nombró secretario de Hacienda a su hermano mayor y a su hermano menor, Gustavo, Ministro sin Cartera, diputado federal y todavía le financió con recursos públicos un periódico, Nueva Era.

Plutarco Elías Calles nombró gobernador de Nuevo León a un hijo y al otro diputado federal y Ministro del gabinete.

José López Portillo exclamaba feliz sobre “El orgullo de mi nepotismo”, su hijo José Ramón, representante de México en la FAO.

Raúl Salinas fue “El hermano incómodo” de Carlos Salinas y hasta lo encarceló Ernesto Zedillo.

Unos hermanos e hijastros de Vicente Fox Quesada hicieron negocios con Pemex.

Los hijos mayores de López Obrador, dedicados a la iniciativa privada produciendo chocolates con el nombre de “Rocío”, su señora madre, en la finca cacaotera de 48 hectáreas que les fuera regalada por familiares.

Y el presidente “tirando la espada en prenda” por ellos.

Antes, lo expresó con frase bíblica:

“Con mis hijos… no se metan. Ellos no son políticos”.

Es el nuevo estilo de ejercer el poder y gobernar.

Y como los caballos están desbocados en el carril, entonces, arrasan con todo. Entre ellos, con Carmen Aristegui y el semanario Proceso que, con todo, merecen respeto.

Por eso mismo, nunca Ricardo Flores Magón, el director general del periódico “Regeneración” (copiado en MORENA) se rindió ante Porfirio Díaz Mori, 41 veces que lo encarceló hasta en prisiones de Estados Unidos.

Tampoco se arrodilló Filomeno Mata, el director general del “Diario del Hogar”, 36 ocasiones privado de su libertad, y en donde Flores Magón imprimía “Regeneración”, y fiado.

El día cuando a Benito Juárez le entró la locura reelecionista (quince años perpetuado en el poder hasta que una angina de pecho se le atravesó y lo llevó a la tumba), varios periodistas, que habían confiado en él y aceptaron cargos públicos (entre ellos, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Zarco, etcétera) le renunciaron, volvieron al periodismo y se volvieron críticos… como lo eran desde siempre.

Aquellos periodistas “eran hombres, pero parecían gigantes” escribió un historiador de su tiempo.

Gigante Carmen Aristegui. Gigante Proceso.