Jue. Abr 18th, 2024

 

  • La joven circulaba sobre la carretera Aviación –Producción en Las Choapas cuando sus atacantes salieron de entre la maleza y le dispararon. Testigos señalan a “La Diabla” y a su hijo como responsables del crimen.

AGENCIAS | LAS CHOAPAS, VER.- Ocultos entre la maleza, como depredadores esperando a su presa, minutos antes de las 11:00 horas, madre e hijo aguardaban a un costado de la carretera Aviación-Producción; sin importar la intensidad de los rayos del sol, el joven, de tez morena, delgado, portaba un arma corta, una pistola calibre 45, con la cual estaba dispuesto a quitarle la vida a su víctima. Minutos después, una joven mujer yacía inerte en el pavimento, un certero disparo que pegó en su cabeza acabó con su existencia.

“A mi hija ya no la veré, esto no se va a quedar así”, expresa llorando una mujer de condición humilde que acaba de llegar a la escena y ve el cadáver de su hija tirada a mitad de la carretera bajo los fuertes del rayos del sol que le caen a plomo.

La joven Jazmín Martínez Pereyra de 23 años, circulaba a bordo de una motocicleta Italika color negro con verde sin imaginar que la estaban esperando, de pronto el ruido de su motocicleta alertó a los matones que salieron de los matorrales y se atravesaron a mitad de la carretera, al momento se escucharon varias detonaciones que alertaron a los vecinos pero para entonces una  bala calibre 45 ya había impactado en la cabeza de la joven, quien con todo y motocicleta cayó al asfalto dando sus últimos alientos de vida.

Atrás de ella, en otra motocicleta, su hermano Gustavo Martínez Pereyra no da crédito a lo sucedido y frenó bruscamente su marcha, el asesino también le apunta pero la recamara del cargador se encuentra vacía, y pronto madre e hijos se internan en la maleza y huyen con dirección hacia el domicilio donde viven a un costado de la carretera a Producción.

En un instante el lugar se llena de curiosos, los vecinos que salen expresaron, “fue la diabla y su hijo, ya se pelaron por el monte”, pero ninguno se atreve a seguirlos por temor a que les disparen, “¡llamen a la policía!, ¡llamen a la ambulancia, rápido que se muere!” ordenan unos a otros.

Quien huye entre el monte fue identificada como Rosa García Ramos, alias “La Diabla”, con un largo historial delictivo, su hijo, cuyo nombre autoridades no pudieron obtener, es quien la acompaña, ambos dejan tirada una mochila con un poco de ropa en el patio donde tienen su vivienda, la cual abandonan dejando puertas y ventana abiertas.

“Mataron a mi hermana porque le quieren quitar la casa de material que está a lado de donde viven, ya nos habían amenazado, pero aquí uno llama a la policía y nunca nos hacen caso, ya vienen cuando está uno muerto”, expresa el joven con los ojos llenos de lágrimas.

A los pocos minutos el lugar se llena de más gente, algunos automovilistas al ver el gentío y a la policía detienen su marcha, observan el acordonamiento del área para evitar que se contamine la escena del crimen, “todavía está viva” dice uno de los curiosos, un policía le toma el pulso y da indicaciones de que la joven ya falleció.

Pasan los minutos, 5, 10, 15, 20 y la ambulancia que solicitaron no llega, un taxista se baja y explica que es paramédico, le toma el pulso y confirma que la joven ya no tiene signos vitales.

“Mi hermana acababa de salir de la casa que le quieren quitar y yo venía atrás de ella, cuando salieron del monte y le dispararon” relata el hermano de la víctima a los policías, mientras otro grupo de elementos ingresa al predio donde habita la mujer y el joven a quienes señalan de responsables.

La madre de la fallecida llega también, estalla en llanto mientras otra mujer la consuela, “ya no te veré, mi hija querida”, expresa mientras solloza detrás de la cinta de acordonamiento, una hermana de la occisa también llora y habla por celular, avisando a sus familiares.

Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado ingresan al predio, inspeccionan la casa de “La Diabla”, donde encuentran algunos casquillos percutidos, hay ropa revuelta, algunas hamacas, un sartén vacío sobre un fogón y un periódico en una cama.

Llegan elementos del Ejército Mexicano, así como  también Policías Ministeriales y junto con ellos, personal de Servicios Periciales, quienes inspeccionan el cuerpo, mismo que fue cubierto con un paraguas, para posteriormente realizar el levantamiento alrededor de las 11:30 horas.

Ya había trascurrido más de una hora del asesinato cuando finalmente llegó una ambulancia, lo cual provocó burla e indignación de los presentes por lo tardado de la reacción que tuvieron.

Autoridades señalaron que entre las causas de la muerte de la occisa, está la rencilla entre Gustavo Martínez, que presuntamente en una trifulca provocó que el hijo de “La Diabla”, perdiera un ojo y que ya había una sentencia de muerte por parte de la agresora.

“El hermano de la muchacha, en una riña, con un machete provocó que el hijo de “La Diabla” perdiera un ojo y ella dijo que se las iban a  pagar, ella disparó y creo que hasta la remató con el tiro de gracia”, expresó un testigo.

“Los hermanos de la muchacha al ver eso, fueron por un arma y regresaron, se metieron a la casa de la diabla, pero ya no estaba”, añade.

Jazmín Martínez Pereyra dejó en la orfandad a dos niños, uno de ellos de escasos dos años de edad.

Cabe mencionar que la joven, en enero de 2016, acudió a esta casa editorial para presentar una denuncia pública, ya que su ex pareja Arturo Hernández Alcántara, huyó de su casa dejándole un hijo de quien no se quiso hacer responsable.

Algunos meses después regresó para denunciar que en la Fiscalía no le hacían caso a la queja que había interpuesto en contra de “La Diabla”, ya que la señalaba de haber robado la herramienta de trabajo que su expareja había dejado en la vivienda de la que su agresora la quería despojar, siendo el principal motivo, según familiares y autoridades, por el cual ayer en compañía de su hijo la asesinó.

COMO UN RECUADRO 

¿Quién es “La Diabla”?

En el año 2010, Rosa García Ramos, fue denunciada de robar 200 metros de cableado eléctrico en una vivienda de la calle Nazaret, por lo que bajo la causa penal 118/2010, fue detenida y trasladada al Centro de Readaptación Social (Cereso) “Duport Ostión”, en la ciudad de Coatzacoalcos, sin embargo, al pagar una fianza salió en libertad, con la consigna de acudir cada mes a firmar el libro de reos.

En febrero de 2011, fue acusada de ser integrante de una banda dedicada a robar y destazar vacas, para posteriormente enterrar los restos en un predio de la colonia J. Mario Rosado.

Posteriormente el 3 de junio de 2014, fue detenida nuevamente por elementos de la Policía Ministerial debido a que dejó de ir a firmar el libro de reos a la ciudad de Coatzacoalcos donde había estado recluida por el delito de robo.

En el mes de mayo de 2017, fue detenida por elementos de la Policía Municipal, al momento que se robaba 30 cocos de un fraccionamiento en la colonia J. Mario Rosado, por lo que el dueño de la parcela pidió que le pagara sus frutos, pero no lo hizo, y a bordo de un taxi, huyó, pero fue detenida de manera preventiva.

Meses después, en noviembre del mismo año, García Ramos, fue señalada de machetear a Miguel Esteban Guerra, jubilado de Petróleos Mexicanos, pues en compañía de su hijo, intentó allanar su vivienda de la colonia Reforma.

En este año, madre e hijo fueron señalados de quitarle a punta de pistola, una motocicleta  a un empleado de una tienda departamental, al momento que circulaba sobre la Prolongación Hidalgo, esquina con la carretera Aviación-Producción, sin embargo, pese a la denuncia no fue detenida.