El 28 de abril, México y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo sobre las asignaciones de agua del Río Bravo, en el contexto del ciclo de entregas de cinco años que comenzó el 25 de octubre de 2020 y finalizará el 24 de octubre. Este acuerdo fue comunicado por las Secretarías de Relaciones Exteriores, Medio Ambiente y Recursos Naturales, y Agricultura y Desarrollo Rural, y se basa en el Tratado de 1944.
El acuerdo incluye medidas para mitigar posibles faltantes en las entregas de agua de México, con transferencias inmediatas y durante la próxima temporada de lluvias. El objetivo principal es asegurar el abastecimiento de agua para el consumo humano de las comunidades mexicanas que dependen del río Bravo.
Las acciones acordadas se definieron en reuniones técnicas entre autoridades de ambos países y se formalizarán a través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA). La sección mexicana de la CILA supervisará la implementación de estas acciones y la situación de la cuenca, en colaboración con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), con miras a desarrollar un plan para el próximo ciclo del Tratado que garantice el cumplimiento de los compromisos de México.
Ambos gobiernos coincidieron en que el Tratado de 1944 es beneficioso para las dos naciones y no se considera necesaria su renegociación.