Vie. Abr 19th, 2024
Si ocurriera lo peor, [Pionyang] podría arrasar Corea del Sur y también Japón, y hacer daño a China y Rusia. Por supuesto, las tropas de ocupación estadounidenses desplegadas Corea del Sur también acabarían muertas. Esto es algo que nadie querría que pasara. Así que el camino para calmar las cosas es dejar de lanzar amenazas
  • Son varias las posibilidades que se barajan para dar una salida al enfrentamiento entre ambos países.
Si ocurriera lo peor, [Pionyang] podría arrasar Corea del Sur y también Japón, y hacer daño a China y Rusia. Por supuesto, las tropas de ocupación estadounidenses desplegadas Corea del Sur también acabarían muertas. Esto es algo que nadie querría que pasara. Así que el camino para calmar las cosas es dejar de lanzar amenazas

 

ABC /
ESPAÑA. –

 

Negociaciones:
Se ha intentado en numerosas ocasiones. La última en 2009, bajo la Administración Obama, incluyó a China, las dos Coreas, Japón, Rusia y EE.UU. Pyongyang llegó a aceptar abandonar su programa nuclear a cambio de ayudas y concesiones políticas. Las cosas se torcieron cuando EE.UU dijo que Corea del Norte no estaba cumpliendo su parte del acuerdo y Pyongyang negó que fuera así. Desde entonces, no han vuelto a sentarse en la mesa de negociación y ahora Corea del Norte se niega bajo cualquier circusntancia a abandonar su programa nuclear.
Presión económica:
La ONU ya ha aprobado numerosas sanciones contra Corea del Norte, las últimas la semana pasada. Aunque contribuyen a ralentizar la economía del régimen, no acaban de frenarlo en su escalada nuclear. Una acción contundente en este sentido por parte de China, su principal socio comercial, sería decisiva, pero hasta la fecha no ha querido castigar a Corea del Norte.
Opción militar:
El recurso a la guerra preventiva no favorece a ninguno de los bandos. Para Corea del Norte equivaldría a firmar su desaparición como país; y para EE.UU un deterioro gravísimo de las relaciones con sus aliados en Asia, Corea del Sur y Japón, que asumirían el alto coste en vidas humanas que acarrearía una contienda.
Tiranicidio:
El asesinato del líder norcoreano ya se ha barajado en varias ocasiones como una estrategia para romper la continuidad dinástica al frente del régimen. Para Corea del Sur, esta sería la única forma de sentar a sus vecinos del Norte de nuevo en la mesa de negociaciones y tratar de alcanzar un acuerdo razonable.
Apertura gradual:
Por un tiempo se creyó que la mejor forma de integrar a Corea del Norte en la comunidad internacional era seguir el modelo de China, promoviendo una apertura gradual a través de pequeñas reformas económicas. Kim Jong-il, el padre del actual líder, dio tímidos pasos en esta dirección, pero con su muerte quedó cancelada esta posibilidad.
Enfriamiento:
China y Rusia han respaldado una propuesta que pasaría por que Pyongyang renunciase a sus pruebas nucleares mientras que EE.UU y Corea del Sur frenarían sus maniobras militares en la frontera. El flanco débil de esta vía es la equiparación entre los movimientos defensivos de Corea del Sur y las provocaciones y hostilidades de Kim Jong Un.
Una oposición democrática:
El surgimiento de una oposición democrática en el régimen norcoreano podría contribuir a calmar la situación, pero es un escenario bastante improbable. En el régimen de partido único de Kim Jong Un, sin medios independientes y con una policía política implacable ningún movimiento disidente tiene la menor esperanza de levantar cabeza.
Conversaciones exploratorias:
Siegfried Hecker, un estadounidense experto en Corea del Norte, ha instado a los militares americanos y norcoreanos a abrir, sin condiciones, un canal de comunicación para evitar que un pequeño incidente degenere en una espiral incontrolable.