Vie. Mar 29th, 2024

José Martín Cortés Aguilar | Xalapa, Ver.—Se están observando algunos cambios en las condiciones oceanográficas y atmosféricas que hacen suponer la probabilidad del desarrollo de una menor cantidad de ciclones tropicales en la cuenca del Atlántico.

El pasado 31 de mayo, la Universidad de Colorado emitió su segundo pronóstico de Ciclones Tropicales para la cuenca del Atlántico, en el cual se mantuvo un total de 14 tormentas con nombre; esto es una temporada con actividad ligeramente por arriba de lo normal. Sin embargo, desde abril se han estado observando cambios en los patrones atmosféricos y oceánicos en la porción tropical del Atlántico, incluyendo el mar Caribe, que puede dar como resultado una temporada menos activa de lo esperado, estos factores son:

  1. Las temperaturas superficiales del mar Atlántico (incluyendo el Caribe), muestra valores por debajo de lo normal desde abril de este año, que han alcanzado un mínimo extremo de hasta casi 5°C menor a la climatología cercano a África, aunque el promedio actual en la región tropical es de sólo 1 °C. Para que se tenga una idea del gran cambio que puede implicar ese grado de temperatura sobre el océano, compárese una ciudad, donde un día cualquiera en el que la temperatura es de 20°C y al siguiente día se eleva a 35°C esto podría causar tormentas, o en caso contrario descender de 20°C a 5°C lo que implicaría la probabilidad de nevadas. Así pues, esta disminución de 1° a 5°C significaría, en otros, una menor cantidad de ciclones.

El enfriamiento del océano puede deberse, al anticiclón semi-permanente del Atlántico norte, que se ubica entre las Islas Azores y Bermudas. Este sistema se ha observado con mayor intensidad favoreciendo un constante y fuerte flujo del Noreste desde el Reino Unido, España y alcanzando costas de África dando como resultado surgencias o brotes de agua fría.

  1. Fuerte cizalla del viento ha persistido en las últimas semanas en la región a una altura entre 8 y 15 km aproximadamente por encima de la superficie, teniendo una intensidad mayor a lo normal. Esta situación puede debilitar o inhibir la formación de sistemas tropicales (ciclones, ondas y/o perturbaciones). Considérese a la cizalla como un cambio en la dirección e intensidad del viento con la altura y, para que una nube pueda crecer, se necesita que esta sea débil.
  2. Un tercer factor es el posible desarrollo de “El Niño”. Después de un invierno en que dominaron aguas frías superficiales en el Pacífico ecuatorial, desde mayo éstas comenzaron a calentarse hasta alcanzar temperaturas dentro de lo normal, indicando la presencia de la fase Neutra.

Recientes previsiones climáticas indican que, sobre la misma zona ecuatorial del Pacífico, el mar seguirá calentándose y acoplándose con la atmósfera, sugiriendo la presencia de “El Niño” a finales del verano o durante la primavera el cual favorece que el viento superficial sobre el Atlántico tenga mayor intensidad (vientos alisios), al igual que la cizalla, disminuyendo la cantidad de ciclones tropicales. Si eso ya se está presentando intensidad de vientos), y es probable sea mayor, entonces la actividad ciclónica puede ser menor.

Haciendo mención más específica sobre las posibles regiones de formación ciclónica, de acuerdo con el pronóstico del “Tropical Storm Risk” resalta que en el Golfo de México y el Atlántico Norte (zona subtropical) es donde se podría presentar la mayor cantidad de ciclones tropical, debido a que la temperatura superficial del mar se prevé domine con valores por arriba de lo normal, soportando y ayudando la formación de ciclones, mientras que en el Caribe y el Atlántico tropical (desde las Antillas Menores hasta África), serían menores. Esto es muy importante ya que de esto podría intuirse que zonas se verían afectas directa o indirectamente por los sistemas y en este caso, podría ser la Península de Yucatán y el Norte del Golfo de México y costas del Sureste de Estados Unidos. Lo anterior sólo se confirmará cuando se forme algún sistema.

Una situación análoga a la que estamos observando este año ocurrió durante la temporada de 1985, donde se tenía el récord de temperatura superficial del mar, (actualmente se ha colocado 2018 como el año con el valor más bajo). En ese 1985 se formaron sólo 11 tormentas con nombre, de ellos ninguno afectó directamente a México, observándose desarrollo de ciclones al norte o cercano a Islas del Caribe y Golfo de México, las cuales siguieren la trayectoria del Anticiclón semi-permanente del que se mencionó al principio de esta nota.

Se puede resumir que estos factores estarían ocasionando una posible menor actividad ciclónica durante esta temporada en el Atlántico, y así lo mencionan varios meteorólogos de Estados Unidos, justamente haciendo alusión a lo aquí mencionado. Es probable que en la próxima actualización que emitirá la Universidad de Colorado el 2 de julio, pueda verse reflejado esta situación; de hecho, el pronóstico del “Tropical Storm Risk” del Reino Unido muestra sólo 9 tormentas con nombre, distando de los 14 previsto por Estados Unidos

Por otra parte, también se presume un efecto directo en la disminución de la cantidad de lluvias sobre el territorio nacional, la cual puede comenzar a observarse a partir de los últimos días de junio y al menos hasta los primeros días de septiembre. Todos los años generalmente se presenta un periodo (promedio) de 40 días donde las lluvias tienden a disminuir y las temperaturas se incrementan, conocida como “Canícula”, sequía intraestival o de medio verano”.

En el periodo de julio a agosto, es normal la disminución de las lluvias, pero bajo los escenarios antes descritos, este año la canícula se observa con lluvias aún menores a lo normal, lo que se puede intuir como resultado de menor incidencia de sistemas tropicales, favoreciendo una temporada de lluvias menos lluviosa a lo que generalmente se presenta de acuerdo con el modelo CFSv2 (pronóstico climático). Esto puede traer consecuencias en el campo y la ganadería, ya que la sequía se puede extender e intensificarse, además de afectar a los acuíferos y abastecimiento de agua. Esto que se menciona dependerá de la intensidad en que la canícula se presente, por ahora sólo deberá tomarse como información o posible escenario.

En conclusión:

Es probable que esta temporada de ciclones en el Atlántico se presente menor cantidad de sistemas en comparación con la climatología (13-14) así como de Ondas Tropicales.

Los que se formen podrían tener menor intensidad o duración, así como menor probabilidad de generar efectos en el territorio mexicano de forma directa

Menor cantidad de lluvias (sin ser nulas) se observaría en México, con una posible canícula más acentuada entre julio, agosto e inicios de septiembre.

Menores periodos lluviosos entre julio y septiembre (sin ser nulos).

A pesar de que se puedas presentar menor cantidad de sistemas tropicales, su intensidad no se relacionaría y se pueden presentar huracanes mayores (categorías 3, 4 y/o 5) así como daños.

En lo que respecta al Pacífico Oriental, la temporada de ciclones podría ser por arriba de lo normal, presentándose hasta 18 sistemas tropicales, donde la mayoría se quedarían sobre mar abierto, pero, algunos de estos podrían tener mayor incidencia en el Noroeste de México entre agosto y octubre, generando importantes precipitaciones, y quizá de forma indirecta, sobre el Centro y Sur del país, donde es muy poco probable que se tenga efectos directos.

Estaremos dando seguimiento al desarrollo de estas condiciones oceánicas y atmosféricas para informar de la persistencia o cambios de este análisis.