Sáb. May 17th, 2025

Ciudad del Vaticano – La Santa Sede vive uno de sus momentos más tensos desde el escándalo Vatileaks. El cardenal italiano Angelo Becciu, condenado a cinco años y seis meses de prisión por corrupción financiera, ha sacudido los cimientos del Vaticano al insistir en su participación en el próximo cónclave, pese a que el papa Francisco le prohibió expresamente ejercer sus derechos como purpurado.

En 2020, el Pontífice destituyó a Becciu tras revelarse su implicación en una serie de operaciones irregulares, entre ellas la controvertida compra de un lujoso edificio en Londres con fondos de la Santa Sede. Desde entonces, fue apartado de sus funciones, perdió los privilegios del cardenalato y fue inhabilitado de por vida para ejercer cargos en el Vaticano.

Sin embargo, a solo días del inicio de las congregaciones previas al cónclave, Becciu ha reaparecido, desafiando la voluntad papal. En declaraciones al diario Unione Sarda, el cardenal afirmó:

«El Papa no me ha excluido explícitamente del cónclave ni me ha pedido renunciar por escrito. Por lo tanto, mis prerrogativas como cardenal siguen intactas.»

Aunque oficialmente figura como «cardenal no elector» (al estar por debajo del límite de edad, 80 años), su presencia ha generado un fuerte debate entre los 133 cardenales convocados para elegir al sucesor de Francisco, en lo que ya se perfila como un cónclave inusualmente convulso.

La Oficina de Prensa del Vaticano confirmó que Becciu puede asistir a reuniones previas, pero no precisó si podrá participar en la elección papal. Esta ambigüedad ha encendido alarmas dentro y fuera de los muros vaticanos, donde se teme que su presencia empañe la transparencia del proceso.

Con esta situación, el primer gran conflicto del cónclave ya está sobre la mesa, y el mundo observa con atención cómo se resolverá este inédito desafío dentro de la Iglesia.