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Jul 21, 2018
  • Don Yeyo

Aurelio Ballados Palacios más conocido en el pueblo como don “Yeyo”, pero en el ámbito universitario era conocido por el mote de “El Foro Ballados”, fue un enamorado de su tierra y sus costumbres, poeta, cultivador de la décima, periodista y político, como lo fue en sus tiempos de estudiante. Amigo de otro gran poeta Tlacotalpeño, autor de un sinnúmero de trovos decimales, don Guillermo “El Diablo” Cházaro Lagos, el primero estudiante de medicina y el segundo estudiante de derecho, allá por los años treinta en la UNAM.

Sabia tocar la jarana y trovar, le gustaba escuchar los melancólicos sones ejecutados por el campesino Tuxtleco que bajaba de las rancherías aledañas a acompañar a un velorio o a divertirse a un huapango.

Se deleitaba con esos huapangos de barrio que cubrían con su música las oscuras noches iluminadas por los cocuyos y chilascas, melódicas notas que arrastraba el viento y servían de arrullo a los moradores de esas casitas de zacate o de madera, en las que vivían el obrero y el campesino.

En diciembre se satisfacía su espíritu escuchando a los pascueros que llegaban de sus comunidades en parrandas familiares recorriendo las empedradas calles, entonando sus viejos cánticos de pascuas.

Fue presidente municipal de 1967 a 1970, y en su oportunidad mando a la ciudad de México a una comitiva de músicos y bailadores a una actuación de carácter cultural, para que representaran a San Andrés Tuxtla, al frente iba uno de los buenos guitarreros de nombre Pablo Cortes, hombre diestro, muy hábil con su guitarra y rivalizaba con otros buenos músicos de su tiempo como lo fueron Marcos Pantoja, Pascual Cota, Clemente Mixtega, y Demetrio Quino entre otros.

De sus décimas escritas no hubo un registro, pues él solía escribirlas y enviarlas, el siguiente “envió para el paisa Guillermo Cházaro” es un ejemplo de su obra dispersa.

Con el sombrero en la mano
Y la frente medio gacha,
Porque conozco la hilacha
De tu numen soberano.
Voy a confesarle paisano
Que, si me atrevo a versar,
Es nomas para encelar
Al ave que en su garganta
Me entusiasma cuando canta
Cual naiden sabe cantar.

Barajusté por la luz
Y quede medio asustao
De hacerle al diablo la cruz,
Yo me encomendé a Jesús
Pá juirle a los puebleros,
Pero ellos que son matreros
Me atarrayaron parao,
Y a la ciudad se han llevao
Mis estilitos llaneros.

Chogorros que en estas villas
Tuitas sus ansias pusieron
cuando mis trovas oyeron
creyendo oír maravillas.
del trébol y las gramillas
les llegó como el olor
y aunque poetas de mi flor
no vieron que era su anhelo
quien traiba el olor del suelo,
y no este pobre cantor.

Yo en mi guitarra querida
Que muertas dichas recuerda
Tengo nomás una cuerda
Ya gastada y añadida;
Bordona que al ser herida
Roba a mi mano el temblor
Y va diciendo, pá pior,
A quien compriende de notas,
Que las otras cuerdas rotas
Las ha rompido el dolor.

Y no hay más…pura lequera
Pura espina, puro abrojo,
Charamuscas de matojo
Que no son más que humareda.
Leñita de esa…cualquiera
La tiene pá su fogón
Yo al de Usted con razón
No envió astillas paisano,
Mando un apretón de mano
Y con el mi corazón.