Mar. Abr 23rd, 2024

Paty Contreras Cruz (Recepción)

Estaba en el campo santo,
Ésta adorable flaquita.
A su tocaya, ponía al tanto:
¡Quiero novio, estoy solita!

Y a la parca hizo comadre,
Y deambulan muy juntitas.
Y los perros ladre y ladre,
¿Será por qué son igualitas?

Aunque dicen que no gusta,
Muy seguido de bañarse.
Igual, cuando sale asusta.
Muy temprano al levantarse.

Hoy Patricia ha dejado,
Muchos corazones rotos.
Dicen que en el mercado,
Ponen velas en sus fotos.

En la imprenta causó dolor,
Fue muy triste su partida.
Doña Eisalda y el doctor,
Le auguraban larga vida.

Así fue cómo Patito,
Se fue con la descarnada.
Aunque a veces de a poquito,
Comía mucho la condenada.

Esta modesta empleada,
No le gusta que le chifle.
Pero salió enamorada,
De un chico patas de rifle.

Ahora su exnovio le llora,
Pues extraña a sus huesitos,
Aunque mucho él habla, ahora,
Ya no le dará besitos.

Y con esta la despido,
A mí muy querida empleada.
Un velorio concurrido,
Ya no comeré empanada.

Julissa Bustamente Rodríguez (Recepción)

Julissa una chica reservada,
Pero de muy buen corazón.
La parca algo amargada,
Quería llevarla al panteón.

Ella en la papelería,
Atiende con dedicación.
Pero su muerte sería,
Por una fuerte afección.

Estudiaba veterinaria,
Su pasión los animalitos.
Y ahora en la funeraria,
Le lloran toditos juntitos.

Le gustaba un artista coreano,
Los animes y los perritos.
Y la parca tomó su mano,
Y no se oyeron más sus gritos.

El llanto de un enamorado,
Se escucha desde muy lejos.
Ella pintó de azul y morado,
Sus cabellos usando espejos.

Así fue cómo la pobre Julissa,

Dejó este mundo soñando.
Y con el anime de Sin Cara se idealisa,
En un mundo donde van flotando.

Su madre tiene una gran pena,
Para ella era oro macizo.
Aún le guarda esa cadena,
Que siendo niña se la hizo.

Se dice que en el Eyipantla,
Dónde ella muy bien laboró.
A Jacqui gran susto le planta,
Cada que el piso barrió.

Hoy Paty y Doña Teresa,
Le llevan flores al panteón.
Recuerdan con qué ligereza,
Levantaba hojas de a montón.

Jacquelin Cruz Carlin (Recepción)

La parca con gran envidia,
Ve a Jacquelin pasar.
Y es que a ella le fastidia,
Lo  bonito de su andar.

La siguió a su trabajo,
Jacqui lucía muy bella.
Con brillantes ella la atrajo,
Y se hizo amiga de ella.

Ya ganando su confianza,
La huesuda regresó.
Y barriendo la terraza,
De esa altura la empujó.

Hoy le llora un marino,
La quería con locura.
¡A qué triste es el destino!
Flores sobre su sepultura.

Ella rompió más corazones,
Su velorio estaba lleno.
De unos guapos chamacones,
Jacqui era su veneno.

En la papelería se le extraña,
No se ve tan concurrida.
Algunos clientes iban por maña,
Y sufrieron su partida.

Ella qué lindo reía,
Era muy buena conmigo.
Pero siempre le pedía,
Que no enseñara ombligo.

En el Conalep le rezan todos,
Sus amigos y maestros.
Ella les ponía apodos,
Hoy cenizas son sus restos.

Y comiendo ropa vieja,
Ella era algo tardada,
Pues la carne deshebrada,
Masticarla le costaba.

Les cuento la última qué hizo,

Hoy a Jacqui enterrarán.
Y es que en su caja ella quiso,
Una foto del galán.

Carlos Caporal Cagal (Prensista)
Una madrugada a Carlitos,
Cuando iba a laborar.
La flaca paso a pasitos,
De un susto lo fue a matar.

A Mary dejo de viuda,
A Carlos y a Angelito.
Es que se la han visto dura.
Se gastó su «guardadito».

En el taller ahora se oyen
Unos ruidos y lamentos.
Estos a Chepe imponen,
Y mejor huye por momentos.

Hoy la Heidelberg está sucia,
No la limpia el buen Chepito.
Y a Carlitos si le angustia,
Que no lo haga rapidito.

Desde el campo santo,
Aún se oye a Carlitos.
Que Cristian esté al tanto,
Y los domis tempranitos.

José Alberto Catemaxca Caporal (Foto revelado)

Este inquieto chaparrito,
Tiene tiempo en Eyipantla.
Y aunque es muy calladito,
Un chamaco si te planta.

Su trabajo es revelar,
La huesuda está impaciente.
Pues de tanto madrugar,
Le quiere clavar el diente.

Ya adentro del taller,
La catrina fue apareciendo.
Cuando Chepe hizo a correr,
Ya lo estaba envolviendo.

Enrrollado en pliegos de papel,
Tiró a Chepe a un hoyo hondo.
La parca, lo que quería de él,
Era quitarle lo cachondo.

Así fue cómo José murió,
Hoy sus viudas lloran fuerte.
Pero lo que él mas sintió,
Que con Paty no hubo suerte.

Eleuterio Palacios (Distribución)
Como siempre andaba Don Tello,
En la tsubame repartiendo.
La pelona lo estrelló,
Es que siempre iba corriendo.

Ahora un cliente lo extraña,
Ya no le llega el periódico.
Aunque a veces era maña,
No dejárselo a este médico.

Mucho llora su señora,
Ahora yace en el panteón.
Es que el señor a su hora,
Cobraba puntual la pensión.

Una de sus nietas, respalda:
Él era un buen abuelito.
Aunque a veces con Doña Eisalda,
Era un poco irritadito.

Finalmente en la imprenta,
Le organizaron los rezos.
A la muerte tiene contenta,
De tanto tronarle los huesos.

Caritina Organista Bustamante (Distribución)
Hasta la muerte sufrió,
Por llevarse a Caritina.
Y es que su ingenio usó,
Se disfrazó de una Catrina.

De tonta no tiene nada,
Supo burlar a la muerte.
Pero un día la descarnada,
Pudo quitarle esa suerte.

Durmiendo estaba en su casa,
Cari, con los pies de fuera.
La huesuda, bien la amordaza,
«Yo soy más chucha cuerera».

Así fue cómo ella termina,
En su casa, blanca y tiesa.
Pues la parca con su muina,
La colgó de su cabeza.

Ahora en Lerdo y Cabada,
Ya no anda repartiendo.
Decían que era mal educada,
Y que se les va apareciendo.

Cristian Antemate Toto (Redacción)
Siempre muy adormitado,
Anda Cristian todo el día.
Y a la parca ha entrevistado,
Pues publicarla quería.

Ella quiere que su foto,
Salga en primera plana.
Cristian que no es nada tonto,
«Eso te cuesta una lana».

Y la calaca molesta,
Que le saca la guadaña.
Mira Cristian, comete esta,
Y se la hunde con saña.

Muerto está este redactor,
Para Eyipantla eficiente.
Pensaba pedirle al doctor,
Un aumento suficiente.

Aunque era aún soltero,

Tenía algunas damitas.
Muerto ya estoy, ¿qué más quiero?
¡Aquí está lleno de angelitas!

Juan Ventura Andrade (Redacción)
Juan entró desde muy chico,
A esta imprenta a laborar.
La calaca dijo, te identifico,
Ibas con una vecina a ligar.

Así Juan iba creciendo,
La parca no lo olvidó.
Un día estaba imprimiendo,
Y el corazón le explotó.

Fue una muerte muy triste,
Ya que novia si tenía.
¿Por qué Juanito te fuiste?,
Si la boda ya venía.

Hay un secreto que cuentan,
Que Juan era algo tremendo.
Y en el sepelio, comentan,
Que un niño dejó creciendo.

Ahora en el cementerio,
Se oye un fuerte murmullo.
Juan quiere descubrir el misterio,
Si el niño, fue siempre suyo.

Teresa Jesús Armas (Intendencia)
Teresa andaba de prisa,
Pues ella iba a viajar.
La calaca quitó su sonrisa,
Pues al novio le vino a bajar.

Entonces corrió a llamarle,
Demoró en el celular.
Le dijo que iba a amarrarle,
Y a esa flaca, desarmar.

La pobre de Teresita,
Al novio pudo sujetar.
Pero la parca muy lista,
A Tere, mató sin chistar.

Ahora le lloran sus hijos,
Y uno de Monterrey.
Los hombres salieron canijos,
Ella buscaba a su rey.

Así fue como Doña Tere,
Dejó a nuestro planeta.
Aun lejos, a ella se le quiere,
Y ahora más se le respeta.

Sra.Eisalda F. Hernández Pérez (Gerente General)
Doña Eisalda es la Gerente,
De esta legendaria empresa.
Como tiene don de gente,
De la parca fue su presa.

Muy frecuente va a caminar,
Al parque de Chichipilco.
Quien se iba a imaginar,
Que ahí le ganaría el brinco.

«Doña Eisalda, la acompaño»,
Le dijo, la muy descarada.
Cuando de repente sacó su paño,
Y la señora, bien desmayada.

Como es muy pequeñita,
La cargo sin vacilar.
Pobre de doña negrita,
Al panteón fue a parar.

En la imprenta, que fue su vida,
Muy seguro le rezarán,
Dolió tanto su partida,
Su legado honrrarán.

Para empleados y familia,
Un ejemplo al trabajar.
Siempre su filosofía,
Era dar, sin esperar.

Gustaba escribir sociales,
Con estilo y dedicación.
La leían a raudales,
Exquisita, su redacción.

Esta muy grande señora,
Desde el cielo pedirá,
Que salga el Diario a su hora,
Fue su orgullo y perdurará.

Ahora allá por fin reunida,
Con Don Rober disfrutará.
De una muy larga vida,
Que el Señor, bendecirá.

Ernesto Hernández Zetina (Reportero)
Reportando el accidente,
Es eficiente el buen Zetina.
Es un tipo muy decente,
Con sus notas siempre atina.

«Ernesto ven, te ando buscando»,
«Le robaron a esta, tu catrina».
El pobre hombre iba temblando,
Pues sus pantalones casi orina.

Quiero que mañana en Eyipantla Milenio,
Salga todo sobre el hurto.
¡Porque Ernesto, tengo un pinche genio!
¡Que si no lo sacas, yo te surto!

Este noble reportero, olvidó dicha advertencia,
La calaca con gran muina.
A ultimarlo salió con urgencia,
Hoy ya muerto, apareció Zetina.

Pero muy pocos conocían,
Que él por dentro tenía magia.
Pues como payaso, le aplaudían,
Y ese recuerdo, causó nostalgia.

Israel Sanabria Marín (Mantenimiento)
Entre mantenimiento y gasolinería,
Anda siempre ahí chambeando.
A la muerte encantó, así que lo perseguiria,
Pues con locura lo estuvo amando.

Combustible fue a cargar,
Para ver a su amado.
Isra no se pudo negar,
Y lo subió, estaba cansado.

Así fue cómo a Israel,
Lo mantuvo ya a su lado.
Y la pobre de Itzel,
Viuda y triste ha quedado.

Allá en el otro mundo,
De la parca es su consentido.
Pues el diente le clavó profundo,
Y hoy lo tiene de marido.

Así acabó la historia,
De este afortunado xalapeño.
El ahora vive en la gloria,
Pues con la flaca pone empeño.

Norma Muñoz (Colaboradora)
Inquieta y muy pequeñita,
Siempre anda acelerada.
La huesuda le dijo: Normita,
Vámonos a una velada.

Juntas llegaron puntuales,
A rezar al difuntito.
Y comieron ricos tamales,
También bebieron cafecito.

Saliendo de este velorio,
La parca quiso ir de parranda.
Norma no es de mucho jolgorio,
«Mejor ve tú, a mi me anda».

La parca se puso furiosa,
Y a la chaparrita enfrió.
Es que era tan caprichosa,
Y en el baño, Norma quedó.

Ernesto García Absalon (Colaborador sociales)
La tilica y también flaca,
Siempre quiso con Ernesto.
Mucho hizo esta calaca,
Pero el güero le fue honesto.

A él le gustan más carnudas,
La parca se fue al gimnasio.
Pero le quedaban dudas,
Si al sudar perderia potasio.

Cuando Ernesto cubre eventos,
La huesuda lo quiere ayudar.
Ella no sabe que más pretextos,
Por amor debe inventar.

Una noche rumbo al Diario,
Sus escritos iba a dejar.
Cuando por su vecindario,
La muerte lo fue a celar.

Ya no mi querido Ernesto,
Otro desaire no aguanto más.
Así que aquí dejo mi resto,
Y conmigo tú te vas.