Jue. Mar 28th, 2024
Catemaco, Ver.— “Ya tengo mis años, soy gente pobre hecha al trabajo, por eso camino mucho desde mi comunidad Mario Souza hasta Catemaco, donde trabajo lavando y planchando ropa ajena, barriendo los patios de las casas; el trabajo escasea mucho y cuando no lo tengo y me siento mal voy al DIF donde me atienden y no me cobran nada; la señora Alejandra es muy buena gente con nosotros los pobres”. Expresó a Eyipantla Milenio, la humilde ancianita doña Guadalupe Castañeda Martínez. (Foto: Cadena Pérez).

Abel Cadena Pérez, Catemaco, Ver.—“…Saber envejecer es la obra maestra de la sabiduría y uno de los capítulos más difíciles en sublime arte de vivir, los años te dan esa habilidad de cómo deben hacerse ciertas cosas, y la virtud de hacerlas, soportando la pobreza…

                “…Para un anciano, el pasado; pasado que pasó llevando aún sus recuerdos a cuestas y sin llegar a importar como lo gastaron, en ello el presente, el hoy no los pueden culpar”.

¡Caminante no hay camino, se hace camino al andar!.

                Siempre se verá en los ojos de un anciano rayos de fe y esperanza aún cuando el estómago y les golpea la desesperanza, maravillosamente no claudican y siguen en perseverante lucha contra la pobreza, la pobreza es un asunto delicado, si no se siente, si nunca se ha padecido, nunca se sabrá lo que está en duelo; un pobre no es insensible ante otro pobre.

                Por las calles de esa paradisiaca ciudad llena de hechizos y encanto natural. La hemos visto caminar lentamente a la ancianita Guadalupe Castañeda Martínez, cargando el peso de sus años, toca las puertas de las casas de ciertas familias, no para pedir limosna, lo hace para pedir trabajo doméstico, lava ropa, trastes, plancha, barre patios…

Su peregrinar lo realiza diariamente, saliendo de su comunidad Mario Souza recorre caminado 6 kilómetros, hasta llegar a la comunidad de Dos Amates, donde si tiene algún dinero paga su pasaje hasta llegar a Catemaco.

La quisimos conocer mejor y no les acercamos amigablemente para saber de más de ella y sus pesares por esta vida, y un poco desconfiado nos expresó.

“…Soy de Mario Souza, me llamo Guadalupe Castañeda Martínez, tengo 68 años de edad según me acuerdo, y tengo tres hijos pero no están conmigo, mi hija se fue trabajar a Veracruz y desde hace un buen tiempo me dejó a mis dos nietecitos  para que yo los cuidara y aún no nos manda algún dinerito; pero yo siempre he trabajado, ya sea en labores del campo, lavando y planchando ropa ajena, limpiando el patio de alguna casa, y lo poco que me pagan lo llevó a su humilde casa, para lo que se necesite para mis nietecitos y a mí…

“…En mi comunidad no hay trabajo, tengo que venir a Catemaco, camino ese Mario Souza hasta Dos Amates, ahí tomo ‘la pirata’ si tengo para mí pasaje, si no me vengo caminado por la carretera hasta llegar a Catemaco, donde en casa de familias lavo y plancho ropa, barro el patio de la casa y cuando está mal la cosa voy al DIF municipal, ahí me tratan bien…

“…Mire usted, hoy hubo poco trabajo y temprano llegue al DIF, y cuando la señora Alejandra cuando me vio me invito a desayunar, también me dieron cafecito caliente, y cuando ya me venía me dio mi despensa y un dinerito y me mando a dejar hasta las piratas…

“…Es muy buena gente, cuando estoy enferma me cura y lo mismo hace con mis nietecitas, su mamá no sé cuándo vendrá. Estoy hecha al trabajo por eso diariamente con la bendición de Dios, camino de mi comunidad hasta Catemaco en busca de trabajo para ganar un dinerito”  

Triste realidad al llegar a la vejez, pobre e ignorante pero bendito sea Dios que aún existe gente sensible, de buen corazón con deseo de ayudar a quien más lo necesita.

Hoy doña Lupita no va a caminar esa larga jornada de siempre, hoy lleva comida a sus nietecitas; mañana, Dios la proveerá.