Vie. Abr 19th, 2024

Las voces de las aves selváticas con sus cantos, les dan vida nueva a los árboles de San Andrés. Salgo cada mañana, y desde la cima de las colinas donde vivo, mi mirada recorre la exuberante belleza de las colinas al salir el sol. El manto de nubes que llega hasta el suelo adorna valles, y las cimas más altas de la montañas volcánicas desde Santiago, San Andrés y Catemaco y hasta el mar.

Es un privilegio vivir  en esta región paradisiaca, es entonces que me llega el eco eterno de la voz del salmista, cuando clama: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?”

Cuando el salmista escribió este salmo, vivía uno de los momentos más tristes de su experiencia, su gran amigo y consejero, el profeta Samuel acababa de fallecer; él se encontraba atravesando el desierto de Parán, perseguido, por su propio hijo Absalón.

¿Cómo te sentirías tú, si las personas en quienes más confías te abandonan, te traicionan, y se disponen a luchar contra ti?, ¿A dónde acudirías, en busca de consejos y de ánimo, si tu gran amigo hubiese muerto?

El Rey David se sentía solo; no sabía a donde ir, ni que hacer. En esos momentos de tristeza y de soledad, alzó los ojos hacia las alturas de los montes de Palestina. En aquellos lugares escarpados, los paganos ofrecían sacrificios a sus dioses, creyendo que ese era el camino para la solución de sus problemas. Observando aquellas montañas, David escribió: “Alzaré mis ojos a lo montes” en otras palabras “ya que todo el mundo sube a esas montañas en busca de respuestas, yo también iré allá”.

Aquellos que no conocían al Dios eterno de Israel, subían aquellos montes en busca de soluciones pero el salmista se pregunta:

“¿Subiré también yo?” en aquellas alturas sofisticadas de la sabiduría humana del materialismo, del consumismo, del racionalismo, del relativismo. ¿Es allí, donde encontraré salida para mis problemas?

Entonces reacciona, y se responde a sí mismo: “No, mi socorro viene de Yahvé”

¿Por qué proviene de Yahvé? Por una simple razón: el poder de Dios “El hizo los cielos y la tierra; no existía nada, nada había, sólo el vacío, la oscuridad, el desorden; el caos”. Pero “por la palabra del señor, fueron creados los cielos y la tierra, por que él dijo y fue hecho, él mandó y existió”

¡Ah querido! Si Dios fue capaz de hacerlo todo, desde la nada sólo por el poder de su palabra, ¿porque no podría hacer maravillas con tu vida, si ya existe alguna cosa, aunque esa “alguna cosa” sea apenas una vida hecha pedazos?

“¡Por eso levántate en el nombre de Jesús! Tu Dios no conoce derrotas, ¡Es Yahvé de los ejércitos vencedor del universo. El año que pasó puedo haber traído páginas tristes a tu vida. Pero no todo está perdido, levanta tus ojos a ese Dios Eterno y Todopoderoso!.

“Alzaré mis ojos a los montes, ¿De dónde vendrá mi socorro?”.