Jue. Mar 28th, 2024
  • El «fiacón» de Palacio de Gobierno.
  • No hay detenidos en caso Gallo Bolo.
  • Winckler, pusilánime: Bravo Contreras
  • Descanse en paz, el buen Ángel Gabriel.

Otro mérito de Winckler es que tiene años desaparecido y no lo hallan o no lo quieren encontrar…

—Chopenjawer

La presencia de la Guardia Nacional es más que necesaria, según la Cuarta Transformeishion, pero también hay algo interesante que apuntó el presidente Andrés Manuel López Obrador en su visita a Xalapa para inaugurar el cuartel de la corporación, por el rumbo de la salida a Coatepec.

Habló de que antes los gobiernos estatales estaban ligados a la delincuencia, que la toleraban  y por eso es que existía la violencia; lo anterior, era un secreto a voces: pactos de políticos que por años se incrustaron en el sistema y servían hasta como enlaces con los “malos”.

Un ejemplo reciente fue el del secretario de Seguridad Pública con el gobernador Yunes, Jaime “Sugardaddy” Téllez, quien llegó a admitir que tenía como informante a un miembro de los Zetas. Ese escándalo nacional se suscitó en el sexenio de Peña Nieto, pero la investigación se congeló por la cúpula política de la Presidencia: protección-corrupción al más alto nivel.

Otro detalle que apunta el presidente es que no existía un marco legal que protegiera a las fuerzas armadas en su lucha contra la delincuencia, y este fin de semana de plano ya en abierto dice que la Marina y el Ejército son pilares necesarios para el estado, aun cuando llegó a hablar en campaña de la desmilitarización de la seguridad y de regresarlos a los cuarteles.

Y sí: en el sexenio de Calderón se sacó al Ejército y a la Marina a las calles, pero dicha estrategia no tenía un respaldo legal para siquiera poner a los detenidos a disposición de un juez, aparte que en el sistema anterior se podían tenerlos por semanas antes de presentarlos ante el juzgado, dando tiempo a “recolectar” evidencias o simplemente para torturar a los capturados. Las fuerzas castrenses, en ese sentido, estaban desamparados legalmente.

Pero López Obrador fue más tajante: “Vamos a continuar con el plan de consolidar a la Guardia Nacional”, expresó.

Fue más allá al subrayar de la necesidad de tener a estas instituciones para encargarse de la seguridad y que en un futuro habrá un decreto para que la Guardia Nacional pase a depender directamente de la Secretaría de la Defensa Nacional, criticando que en el pasado reciente se intentó usar a la Policía Federal bajo el control de la Secretaría de Gobernación, pero, dijo, “se echó a perder; se pudrió”.

En parte tiene razón el jefe del Ejecutivo: desde la creación de la Secretaría de Seguridad Pública o de la Policía Federal Preventiva, estos tuvieron sus cimientos en elementos del Ejército y Marina que fueron reclutados para hacer labores de policías, lo que ya de entrada ocasionaba un serio conflicto porque la formación de un soldado/marino es muy distinta a la del policía de carrera.

Algo que no se le puede debatir al tabasqueño, es que durante los 12 años que duró el panismo en la Presidencia de la República se crearon estructuras visibles de apoyo a cárteles del narcotráfico, aunado a la gran corrupción que derivó en el encarcelamiento en Estados Unidos del superpolicía de esos dos regímenes: Genaro García Luna. A otro que andan buscando por tortura es a Tomás Zerón, de la Agencia de Investigación Criminal (lo que en el priato era la Policía Judicial Federal).

Donde quizás no le asiste la razón es en pensar que son precisamente los marinos y soldados los únicos incorruptibles, y que una policía civil no es necesaria cuando durante varios años del siglo pasado existió en México la mejor escuela de policías en Latinoamérica, que era la de la extinta Policía Federal de Caminos.

Un gobierno apoyado sólo en las fuerzas armadas raya peligrosamente en una dictadura, pero se entiende que López Obrador no tuvo otra alternativa más que en confiar en quienes entienden sin chistar de mando jerárquico.

AMLO insistió que la antigua Policía Federal a lo mucho llegó a tener 40 mil elementos, pero la mitad eran solamente operativos. Hoy presume que son más de 100 mil elementos en la Guardia Nacional y la mayoría son operativos.

Dentro de la construcción del nuevo cuartel en Xalapa nuevamente se vio la mano del Ejército; no hubo, según el mandatario, una construcción licitada a una empresa privada, sino que fueron los ingenieros militares quienes se encargaron de construir los cuarteles.  En el caso de Xalapa se invirtieron 25 millones de pesos para un terreno de una hectárea, que dará albergue a 120 elementos.

Sobre esto, López Obrador también destacó el hecho de que en pleno combate a la delincuencia, a los soldados, marinos y policías los tenían en condiciones casi inhumanas durmiendo a la intemperie, en hoteles o en las mismas unidades, exponiendo aún más sus vidas. En eso le damos toda la razón; de hecho, en algunos lugares nos tocó ver que los soldados prácticamente tenían que pedirle permisos a dueños de ranchos o casonas para que les dieran chance de hacer su campamento.

En su mensaje, habló de que ya Veracruz ya no tiene los índices de violencia como en el pasado, especialmente en el ramo de secuestros y homicidios, pero también admite que no hay una sociedad perfecta y siguen habiendo asuntos pendientes por resolver.

Por lo pronto, acá en la aldea ya hay un atentado contra un subprocurador de Medio Ambiente y ese caso sigue abierto, por lo que sería bueno que resolvieran a la brevedad y dieran a conocer la verdad, sobre todo ahora que se sabe que no hay ningún detenido.

NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Que en la Secretaría de Gobierno están con la duda de para qué sirve o qué utilidad tiene el subsecretario Carlos Juárez, quien nomás se la pasa viajando y de vacaciones pero no destraba conflictos que sólo reporta a los chats del Whatsapp del gobierno. Todo indica que al admirador de Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad no le ha caído el veinte de que no sólo se reportan situaciones vía mensajitos de texto con emoticonos, sino que es la Subsecretaría de Gobierno la que tiene que resolverlos (apagafuegos o bomberos, les dicen en la vieja escuela política). Otros dicen que sencillamente nunca tuvo la capacidad y se instaló cómodamente en el papel del «fiacón» de la administración estatal.

OTRA NOTA: Lo decíamos párrafos arriba: no hay ningún detenido en el caso del atentado que sufrió el subprocurador de Medio Ambiente, Ernesto Cuevas, mejor conocido como “El Gallo Bolo”. Lo que sí informó temprano por la mañana de este martes el gobernador Cuitláhuac García Jiménez es que existen dos líneas de investigación y que la salud del exdiputado local y exalcalde de Juchique de Ferrer está reservada.

OTRA NOTA EXTRA: “El mérito más grande que tuvo este muchacho fue haber sido un pusilánime manipulable por una persona como Miguel Ángel Yunes, quien le podía ordenar cualquier cosa, incluso hincársele a tomarle fotos cuando fue gobernador cuando se entiende que era una institución diferente, autónoma y con personalidad propia, siempre sometido al poder”, opinó Luis Ángel Bravo Contreras sobre el exfiscal Winckler… Como se recordará, Luis Ángel fue el primer fiscal que tuvo Veracruz desde los tiempos del Duartismo, quien renunció al cargo y luego fue encarcelado por Cascarita y sus huestes para tratar de ponerse una medallita electorera y subir los bonos de su bodoque cuando quería heredarle la gubernatura.

LA ÚLTIMA PORQUE LA SEGUNDA PARTE DE “BATMAN, THE LONG HALLOWEEN”: Descanse en paz el buen Ángel Gabriel Fernández, un cronista nato, periodista con orígenes policiacos, donde también lo recuerdan como buen elemento y comandante, forjado en la vieja escuela de la desaparecida Dirección General de Seguridad Pública del Estado. Narrador de historias, con una memoria privilegiada. Desde hace tiempo padecía una enfermedad con la que venía batallando, pero este martes su alma trascendió. Periodismo acayuqueño, sureño, veracruzano, de luto.