Vie. Abr 19th, 2024

hambreKarla Sánchez , Ciudad de México.-El verdadero rostro de la desnutrición en México: el cerebro de un niño que no ha recibido alimentación suficiente, y adecuada, no llena la bóveda craneal.

En ese cerebro la motivación y la curiosidad están apagadas.

El cerebro del mismo niño, 40 semanas después, se ve fortalecido,  desarrollado con posibilidades de decidir, jugar, pensar, reír.

Y todo eso, salvarle la vida a un niño, se resuelve volteando a ver quizá el problema más grave y urgente de México: la desnutrición que afecta a tres millones de niños de menos de cinco años.

“Esta desnutrición es el hambre escondida porque impide la plenitud de capacidades físicas, intelectuales y emocionales en el individuo. Es el hambre escondida, porque no es vista por los políticos, no es vista por los gobiernos, ni por los epidemiólogos”, menciona Juan Ignacio Ávalos, presidente de Un kilo de Ayuda.

El 70% de los mexicanos que hoy tienen más de 40 años sufrieron desnutrición en la infancia.

“El abismo que hay de separación entre ricos y pobres es más grande aquí, que la brecha económica. Estos niños que vamos a entregarle a México, no  van a memorizar un número telefónico, van a necesitar de cuatro a 36 repeticiones de una instrucción para retenerla”, explica Ávalos.

“Cuando termino de hacer las cosas entonces le hago frijol”, dice la madre de esta niña de un año, desesperada por comer.

Pero no hay tiempo para alimentarla.

La introducción de los alimentos debería ser paulatina los primeros 12 meses de vida, pero en el sureste del país las madres indígenas están tan ocupadas en las faenas del campo que dejan al final la alimentación de sus hijos y hay casos de desnutrición severa en los que la dieta básica de lactantes de tres y cuatro meses de vida es café y galletas.

Santos Chi es agrónomo, economista y también hijo de un campesino maya. Decidió dedicar su vida a un programa de intervención nutricional reconocido por UNICEF, creado por un Kilo de Ayuda, en el Centro de Yucatán, que beneficia a 60 mil niños en México y a 15 mil en Yucatán.

“La mayoría de los niños aquí tienen anemia. Ellas aquí carecen de varias cosas. Las frutas, las verduras llegan de vez en cuando”, señala Nidelvia Vázquez, promotora de Un kilo de ayuda, Poot Yucatán.

El oxígeno necesita hemoglobina para transportarse y nutrir al cerebro. En Poot, Yucatán, la mayoría de los niños tiene anemia.

“Sólo trayendo alimento no solucionamos el problema. Son sus culturas, hay niños profundamente desnutridos que a los tres y a los cuatro años siguen tomando leche materna y jamás los vamos a recuperar”, advierte Brenda Rosales, especialista en nutrición.

De lejos, la desnutrición no se ve.

De cerca, es fácil detectar:

-Piel opaca

-Mirada triste

-Labios resecos

-Irritabilidad

Dentro, un cerebro desesperado por crecer. Sin oportunidad.